¿Y si la pausa se convierte en stop? ¿Y si nunca tendría que haber sonado esa canción? ¿Y si nadie hubiera pulsado el play?
¿Y si la pausa era necesaria para resetear el casete? ¿Y si solo era una respiración para entonar la siguiente nota? ¿Y si el silencio era la única forma de apreciar el resto de la composición?
Improvisar los acordes insufla de vida las partituras.
¿Y si no es necesario el botón de ir hacia delante sino simplemente seguir escuchando?
Arriba el telón.