Como si cada noche la luna eligiera mostrar su cara, tomar al sol como rehén y zambullirse en océanos sin olas. Como si el bosque soñara con ser hoguera y alimentar el prado con sus cenizas. Como si la herida quisiera respirar de nuevo y se arrancara la costra. Como si diera igual.
Ahora se ha convertido en lava, devora lentamente cada milímetro de césped. Se ha colado en cada estancia clausurada y duerme en el mismo lugar que antes. Ahora deambula entre la caspa y ese mechón de pelo que sigue sus propias reglas. Ahora quiere llevarme al abismo como yo le arrastrara antes, con la diferencia de que no sabe que me hecho con las riendas, esas que hacen como si el viento eligiera los pueblos más débiles que desolar, esas que hacen como si la tierra soñara con agitar los cimientos más inestables, esas que hacen como si dejar de ahogarte fuera tan fácil como respirar de nuevo.
O como si no pasara nada.