He encontrado a mamá en la habitación, vestida de negro y sentada al borde de la cama. Le he preguntado por ti y me ha venido a abrazar. No sé por qué tenía los ojos rojos. Puede ser porque al duchaise la ha entrado un poco de champú. A mi a veces también me pasa. Y molesta mucho. Así que yo también la he abrazado.
Luego me he acordado de que te tenía que contar lo que ha pasado en el recreo. ¡No sabes la que se ha liado! He salido corriendo por el pasillo hacia tu despacho. Mamá me ha llamado. Yo sé que no está bien desobedecerla y que ya soy mayorcita y me tengo que portar mejor, pero es que de verdad que no me podía aguantar más contarte to que ha pasado.
Tampoco estabas en el despacho. Ni vi tu maletín. Eso me ha parecido un poco extraño. He bajado al salón y revisado en el baño. He salido al patio pensando que estarías jugando al escondite. Como seguía sin encontrante, he pedido que me dieras una pista. ¿Caliente o frío? No me has contestado y lo he repetido. ¿Caliente o frío?
He vuelto a la entradita. Justo estaban llegando los abuelos. No sabía que vinieran a comer. ¡Y qué casualidad, están vestidos también con ropa negra! El abuelo me ha abrazado. Pero ha sido un abrazo muuuuuuuuy fuerte y muuuuuy largo. Yo sé que me quiere, pero casi me espachurra. Le he preguntado por ti, si te habían visto al entrar, y no me ha contestado. Eso es un poco feo, si te hablan, tienes que contestar, aunque no quieras.
Papá, ¿donde estás?