martes, 24 de octubre de 2017

Alcohol para las neuronas

La música a todo volumen a través de sus auriculares. El corazón a mil por hora por culpa de aquella droga. Caminaba eufórica incapaz de posar la mirada en un único punto. Quería gritar de la emoción y a la vez sus labios se negaban a pronunciar palabra alguna, tan ocupada como estaba su boca en dejar que la baba se escapara sin remedio.

Martina llegaría tarde a su primera clase en la universidad. Sus pies se negaban a abandonar aquellos pasillos en los que sus manos vagaban entre infinitos libros incapaz de decidirse por uno solo. ¡Quien la viera cuando se enterara de que podía llevarse hasta siete en un mismo día!
----

Es muy probable que tú, lector, tampoco lo sepas. Hoy, 24 de Octubre, como viene haciéndose desde 1997, se celebra el Día de las Bibliotecas. Me parece absurdo dedicarle un día al beso, me entristece que tengamos que designar una fecha para el almacén de los sueños, pero es peor aún el interés que le pone la sociedad en darle una voz.

lunes, 16 de octubre de 2017

Si te atrapan los recuerdos

Atacan en mitad de la noche. Abres los ojos y estiras las piernas. Sientes el frío de las sábanas. Tu respiración no es agitada y no entiendes qué te ha despertado. Solo escuchas una profunda oscuridad. Giras la cabeza y encuentras su cuerpo.

Procura no mirarle a los ojos, son unas redes de las que jamás podrás escapar. Procura no gritar si quieres conservar tu voz. No quieres acercarte y sin embargo tus pies caminan solos.

Elige si quieres la batalla o la distancia. No sonrías en la alambrada si sabes que aún hay espinas en esas flores. No te abandones si aún crees en la luna. Y si piensas que en la oscuridad hay estrellas que aún brillan, deberías aprender que solo el fuego está dispuesto a tomar tu mano.

Observa el abismo, sabes que es el camino por el que pasean tus insomnios contratados. Abrázate al tiempo. Abrázate al humo y la ceniza.

Si percibes su aliento es porque ya estás en sus brazos. Tus músculos se inmovilizarán. Sentirás el cuchillito que descienda por tu mirada. Nadarás en el lago en invierno y correrás por el desierto en verano. Hallarás fuego en los témpanos del silencio. Intentarás detener la lluvia. Puede que incluso veas amanecer mientras la sangre fluye por la playa esa tarde. No querrás moverte pese a calzarte las deportivas. No debería ser una losa sino un hermoso regalo. Encuentra el espejo que te lleve a la noche. 

Ríete, la salida está cerca. Acéptalo como un don y deja que los dardos se claven en tu piel; el hielo los convertirá en espadas. Encuéntrate. Encuéntrate incluso cuando no tengas fuerzas. ¡Encuéntrate!
 
Roza su espalda y no toques su alma. No va a desaparecer. Tampoco te puede degollar. Acarícialo. Sabrá darte veneno para el huracán y vida en el atardecer. No te encariñes y aún menos pretendas olvidarlo. Siéntelo, pero no en los días nublados. Ámalo, y después retorna a tu piel.

Vuelves a mirar el techo mientras tus dedos recorren lentamente las arrugas de tus sábanas. Giras la cabeza y suspiras. Solo tu cuerpo y un puñado de tiempo congelado.

jueves, 12 de octubre de 2017

Marchito


Aquello tenía que ser alucinante. Ya no era todo lo que se había especulado, ni lo fascinante que todo parecía por los comentarios de los propios protagonistas. Yo misma había colaborado (aunque hubiese sido muy por encima) y no pude por más que ilusionarme desde el minuto cero.

Parecía el regalo jamás esperado y a la vez el más añorado, ese que se entrega con una sonrisa cómplice que eterniza el preciso instante de la felicidad robada. Un envoltorio tan hermoso y tan perfecto que no te sientes capaz de dañar, optando por postergar su rasgadura en un intercambio de pudorosas miradas.

Todo debía ser maravilloso. Y en cambio, allí estábamos nosotros con sonrisas amargas ante sus caras de desagrado.