domingo, 31 de diciembre de 2017

Llegó el crepúsculo


Habían llegado a la playa en silencio. Caminaban descalzos separados por varios metros. Sangraban.

Finalmente tragó saliva y se detuvo. Le aguardó. Se miraron a los ojos. No les hacía falta palabra alguna. Le tomó de la mano con ternura. No quería llorar pero su alma se vertía corriendo cautelosamente por sus mejillas.

El atardecer bañó un abrazo eterno. Sonrientes, vacilaban de dar el paso, pero había llegado el momento. El mar esperaba el sacrificio.

Cada uno se alejó en una dirección.

lunes, 18 de diciembre de 2017

Ni sombra me dio, pero lo quiero

-Puedes cortar el limonero, que no sabemos ni qué hacer con los limoncitos dichosos. El manzano incluso, que está ya seco. No sé por qué tienes que venir justo a talar aquí.

-Señor yo... cumplo órdenes.

-Vale, pues te prohibo que toques mi... MI CIRUELO. ¿Pero tú sabes lo mal que lo he pasado yo aquí? Me ha acompañado muchos veranos castigado. Los mayores berridos que en mi vida haya podido dar nacieron aquí. Y mira que podía haber trepado o haber hecho mil trastadas. Pero no, porque nos respetamos. Él no me daba sombra, y yo me moría de calor pero... a cambio no le robaba sus ciruelas. Mira que todos terminamos hartos del de la entrada. ¡Anda que no habré cogido kilos y kilos de su fruto! Pero no es igual, porque éste es "el ciruelo de César". ¡Ey! Y ojito que nadie más ha sido castigado en mi árbol.

 
14-11-2017

martes, 5 de diciembre de 2017

Cuerpos

Prefería ayudar con el puchero que ir a la escuela. Águeda detestaba al Señor Pascual y desde que su hermana viviera encamada, disfrutaba del privilegio de no ver al maestro más que en misa.

-Madre, ¿porqué la Antonia está cada vez más gorda?

-Calla, niña.

-Madre, madre, llame a la partera.