-Señor yo... cumplo órdenes.
-Vale, pues te prohibo que toques mi... MI CIRUELO. ¿Pero tú sabes lo mal que lo he pasado yo aquí? Me ha acompañado muchos veranos castigado. Los mayores berridos que en mi vida haya podido dar nacieron aquí. Y mira que podía haber trepado o haber hecho mil trastadas. Pero no, porque nos respetamos. Él no me daba sombra, y yo me moría de calor pero... a cambio no le robaba sus ciruelas. Mira que todos terminamos hartos del de la entrada. ¡Anda que no habré cogido kilos y kilos de su fruto! Pero no es igual, porque éste es "el ciruelo de César". ¡Ey! Y ojito que nadie más ha sido castigado en mi árbol.
14-11-2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario