lunes, 2 de abril de 2018

Algunos días

Somedays... and some people

Dicen que la vida es tiempo. Para mi son días y personas.


Algunos días recibes una paliza en forma de masaje. Espera, no retengas la palabra paliza, lo importante es el masaje, lo primero es una consecuencia física que no debería tener mayor valor. Al día siguiente te sientes como nuevo y, aunque probablemente aún queden heridas abiertas, comienzan a cerrarse.


Los jueves me resultan agotadores. Tengo demasiadas horas de clase y pocos descansos. Sin embargo, no es nada de eso lo que me hace flaquear. Tengo una asignatura en la que analizamos la evolución de la tv. Cada vez que salgo es como si me hubiera chocado contra un muro y entonces por unos minutos pudiera ver la auténtica realidad. Es increíble cómo, pensando sobre el mundo se puede explicar lo que sucede en la pequeña pantalla, e ir más allá y saber explicarte a ti mismo. Quiero dar un paso más. Una de las prácticas más importantes de la asignatura consiste en un relato autobiográfico sobre la televisión y yo. Se trata de mostrar la presencia de la televisión en algún momento de tu vida y la manera en que eso te constituye como persona. No es tan sencillo como parece. No se trata del consumo televisivo. Consiste en pensarte como ser humano con unas experiencias vitales compartidas. Al final la televisión es lo de menos.


Algunas personas, y solo unas pocas personas, saben mirar a los ojos. No todo el mundo sabe, o lo intenta, al fin y al cabo, es una entrada a la realidad y hay ocasiones en que se prefiere vivir a ciegas. Buscas vida en ellas y ni siquiera encuentras tu reflejo. Pero hay otras miradas que te acarician con ternura sin necesidad de palabras. Sin embargo, hay que convivir con las dos y saber apreciar cada una por su valor. Quizá es que las primeras no saben cómo demostrar su existencia.


El otro día me levanté con dolor de cabeza. No, no era la reseca. De eso puedo estar segura. El día amaneció despejado, con un sol radiante e incluso una temperatura agradable. Apenas media hora después comenzó a nublarse, y enseguida quedó una mañana gris y tormentosa. Me encerré en casa haciendo trabajos para clase. Fue la mañana más aburrida de las vacaciones. Luego llegó un encuentro, una mirada y tres sonrisas cómplices. La mañana gris dio paso a una tarde lluviosa, pero ya sin rastro del dolor de cabeza. Y la noche... fue la ilusión de niños y mayores. No sé cómo pero la nieve devuelve el brillo a muchos ojos. Bien es cierto que otros muchos la aborrecen o directamente la ignoran. Pero hay días y personas... que son vida.

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