Si algo me ha enseñado tanto la interpretación como las clases de doblaje es que nada es imposible. Y probablemente sea cierto, pero hay momentos en que no cabe más que decir "no puedo hacerlo". No niego que no haya ocasiones en que sea una frase-excusa para no intentarlo, que quizá la pereza se convierta en un sustituto del miedo o del desconocimiento en según qué situaciones, pero también creo fielmente en la imposibilidad e incapacidad para enfrentarse a ciertos problemas; al menos sin pedir ayuda.
Reconozco haberme agobiado y tratar de solucionarlo por mis propios medios para acabar estropeando aún más la situación. Lo mismo era una estupidez, pero cuando de verdad te preocupa algo, no importa cual sea su procedencia, hay que solucionarlo y punto.
Te da por pensar y llegas a sentir que te encuentras sólo, mirando al oscuro infinito y sin una pizca de aliento para seguir corriendo; en el cielo surgen estrellas que te animan a continuar, pero en ningún momento llega el impulso de una mano en la espalda que te acompañe unos metros. Me da igual si se trata de exámenes, de salud, de economía o de líos amorosos: para, respira y habla. Hay que gritar, decirle al viento que has alcanzado el límite y que necesitas ayuda. No creo que haya nadie en el mundo sin un amigo socorrista. Vivimos en sociedad, ¿no?
Es sencillo: pararse para reconocer la situación, los errores y los aciertos; recuperar el resuello con una inspiración profunda y, sobre todo, hablar, ¡¡que para algo que caracteriza al ser humano no vayamos a desperdiciarlo!!
A lo mejor la solución son unas cuidadas palabras de cariño, una escapada o algo más serio. De nuevo, eso es lo de menos, porque cada corazón es único y precisa unos cuidados diferentes, pero lo principal es que sean escuchadas sus arritmias, primero por uno mismo, y, si es preciso, con un personal cualificado, aunque no sea sencillo dar el paso.
La verdad es que pensándolo detenidamente, no se me ocurre nada imposible si sabes en quien encontrar un mensaje esperanzador.
Hay un instante en que el corazón se acelera y el estómago se llena de mariposas. Es amor... pero no como piensas. Escribir, leer,... vivir la cultura y no ser capaz de abandonarla. Me encantan las matemáticas pero amo el arte. Me gusta el cine pero amo el teatro. Sueño despierta porque la realidad en ocasiones me aburre. Me llamo Sara y quiero sentir.
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