martes, 25 de junio de 2019

A cinco días para zarpar

No habrá telón que se levante, ¿y qué? ¿Acaso desaparece la vida detrás de las cortinas?

Medio desnudos y no sólo es una cuestión de vestuario, ¿y qué? ¿Acaso nuestros músculos se detendrán porque una tela no los recubra?

Bucearemos en un océano que aún no conocemos, ¿y qué? ¿Acaso no llevamos una vida aprendiendo a respirar?

Si la perfección no existe, ¿por qué insistir en que nuestros dedos se desangren si pueden ser acariciados en la imperfección?

Jamás se desdibujaron tanto los caminos, y no hablo solo del teatro donde quizá estén precisamente más delimitados. La confianza lo desborba todo, se escapa de la bañera e inunda nuestras miradas de complicidad. Suena rimbombante, recargado de adjetivos que invitan a la minuciosidad de un ensayo que, sin embargo, no existe. ¿Y qué? ¿Acaso no somos y trabajamos como un equipo? ¿Acaso el teatro no es precisamente la fuerza de unas emociones que estallan como si nunca antes lo hubiera hecho?

Lo mismo todo es demasiado optimista, lo mismo mañana terminamos a gritos asqueados del exceso de unidad, lo mismo el precipicio termina por ahogarnos en el abismo...

De momento es un soñar, con los errores y los aciertos, con los nervios y la incertidumbre por embarcar a tiempo aún cuando muchos ya conocen ese vértigo del teatro. ¿Por qué cortarnos las alas ahora que nos lanzamos a volar?

Llevamos 1500 metros navegando, el vacío nos aguarda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario