No habrá telón que se levante, ¿y qué? ¿Acaso desaparece la vida detrás de las cortinas?
Medio desnudos y no sólo es una cuestión de vestuario, ¿y qué? ¿Acaso nuestros músculos se detendrán porque una tela no los recubra?
Bucearemos en un océano que aún no conocemos, ¿y qué? ¿Acaso no llevamos una vida aprendiendo a respirar?
Si la perfección no existe, ¿por qué insistir en que nuestros dedos se desangren si pueden ser acariciados en la imperfección?

Lo mismo todo es demasiado optimista, lo mismo mañana terminamos a gritos asqueados del exceso de unidad, lo mismo el precipicio termina por ahogarnos en el abismo...
De momento es un soñar, con los errores y los aciertos, con los nervios y la incertidumbre por embarcar a tiempo aún cuando muchos ya conocen ese vértigo del teatro. ¿Por qué cortarnos las alas ahora que nos lanzamos a volar?
Llevamos 1500 metros navegando, el vacío nos aguarda.
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