domingo, 10 de noviembre de 2019

Atasco


Esa historia estaba atascada. Había tantas maneras de hacerla avanzar y tan variados los resultados que no se atrevía a dar el paso. Se miraba en el espejo, a los ojos, fijamente... y dejaba el paso pasar. Estaba más allá de su dificultad para tomar decisiones. Era más importante que eso y aunque se repetía la necesidad de una resolución, el entramado de sus dudas impedía el más mínimo movimiento. Mientras, las canas y las arrugas iban adueñándose de su rostro.

Y una mañana la olvidó. En realidad, ya había decidido su futuro entre algún otoño lluvioso y las flores de la primavera. Permanecería congelado en el tiempo porque no había tinta con la que continuarla. Había otros bolígrafos, otros cuadernos, diferentes, pero que igualmente aportaban vida. Eso era lo importante.

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