jueves, 14 de noviembre de 2019

De fondo

Entre ola y ola apenas un instante, un escaso silencio que la devolvía la energía. En aquel entorno todo era una provocación para sus oídos, receptivos incluso en la noche. Por ello, ese reducido tiempo en el que el sonido estaba ausente resultaba una bendición. Siempre se había conformado con poco, cada vez con menos, hasta llegar a aquel día en que diez minutos junto al mar devolvían la viveza a sus mejillas y el esplendor a su mirada. Entre ola y ola, el silencio era el arrullo de la vida.

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