sábado, 21 de diciembre de 2019

Tres años y un día

Ayer se cumplieron tres años de la presentación de mi primer libro. Lo digo con orgullo y la cabeza bien alta pese a que muchas veces le haya quitado valor. Si menciono la fecha no es tanto por el hito sino por la determinación de seguir escribiendo incluso cuando no resulte fácil y porque he decidido iniciar la versión en inglés.

Mentiría si dijera que lo recuerdo como si hubiera sucedido apenas unas horas antes, pero tengo cada mirada y cada palabra perfectamente guardadas en un rincón al que regreso cada vez que lo necesito. El tiempo vuela pero deja bonitos regalos por el camino, incluso desde el fango.

Escribo hoy con la energía de hoy, del recuerdo y del olvido. Con la energía de un año que me ha dado mucha vida y me ha hecho avanzar (o por lo menos recorrer unos cuantos kilómetros). Escribo hoy con la promesa del mañana y de hacer realidad aquello que persigo.

Imagen cedida por EMZ
Hace mucho me dijeron que tendría el mundo en mis manos. Recuerdo el vértigo. Lo único que quiero es ser fiel a mi misma. Por eso esto no es una justificación, es simplemente lo que quiero contarte. Y aunque hace un tiempo me pedí evitar la primera persona como Sara, hoy quiero que sea mi voz la que relate esta historia.

Tardé mucho en considerarme una escritora. Hasta hace bien poco mencionaba el tema como apenas una aprendiz. Y sí, aún me queda mucho que explorar en el sentido técnico, pero tampoco sería justo negarme el título.

Trabajando en la creación de personajes de una novela estoy profundizando en la definición de los términos para su construcción. El más complejo es el de la afición. Según el Diccionario de la Real Academia española hace referencia a la ‘actividad que se realiza habitualmente y por gusto en ratos de ocio’. Lo de habitual va por temporadas y por gusto se queda corto. Y respecto al ocio… tiempo libre no es levantarte de la cama cuando estás a punto de dormirte para volverte loca a encontrar un papel sobre el que escribir apenas un par de palabras. Esa ilusión, esas mariposas en el estómago…

Hoy visto la misma camisa que en la presentación… ya no es el mismo cuerpo… mis manos siguen deslizándose por los cuadernos… y no son las mismas palabras…

Tres años y un día… es momento de continuar.

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