lunes, 19 de abril de 2021

"Lugar de residencia"

Entiéndase lugar de residencia como el espacio en que se vive. Quizá una casa. No siempre un hogar.

Iniciábamos el mes de febrero de 2020 con una nueva mudanza. Lenka, Sabine y yo íbamos a vivir en una especie de residencia de estudiantes. Se trataba de un hotel en la línea de costa que alquilaba habitaciones en sus edificios más viejos. Fue una experiencia... que afortunadamente solo duró cuatro semanas.

Nuestra habitación contaba con tres camas, dos mesillas junto a éstas, un armarito en el obviamente no entraba la ropa para un año de tres personas (por lo que básicamente colgamos tres cosillas y lo demás siguió dentro la maleta o en cajas que nos había dejado la asociación), una silla de plástico transparente, un escritorio con una pequeña televisión (que no creo que llegáramos a utilizar nunca) y una tetera pero sin tazas, una mesita redonda de té junto a dos sillas ligeramente incómodas, y un sillón verde típico de hotel tapizado y desgastado. Teníamos también nuestro propio baño. Había solo una ventana y por la posición del edificio apenas nos entraba luz (podía haber forzado la edición de la foto pero necesitaba ser honesta a la realidad). El cabecero de nuestras camas estaba situado en la pared que comunicaba con una escuela de danza con clases diarias desde las ocho de la mañana hasta las diez de la noche.

El desayuno y la cena estaban incluidos en el alojamiento en unos horarios determinados. Si ibas a cenar en otro momento tenías que reservarla y tener mucha suerte para encontrar a alguien que pudiera dártela cuando llegaras cansado de trabajar. Las comidas... había dos microondas que funcionaban alguna vez.

Lo bueno, lo fascinante, es que literalmente en dos minutos estabas pisando la arena de la playa. En mi desesperación, me dio por correr junto al mar antes de irme a trabajar...

A trabajar... a veces se me olvida que era solo un voluntariado... supongo que porque no fue solo un voluntariado. Estuve muy apoyada por el equipo de mi oficina y los jóvenes con los que trabajamos me hacían olvidar que en algún momento del día tenía que regresar a mi "lugar de residencia".

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