domingo, 18 de mayo de 2025

Los ojos cerrados

Una ráfaga de viento. Fría, acariciando el rostro con una cuchilla. Con un látigo en cada bocanada. El vendaval como una complaciente brisa. Los dientes apretados y la lluvia cubriendo los campos y las carreteras, los prados y los edificios. Los ojos cerrados y la piel áspera.

La voz que sale de una garganta sin cuerdas vocales. Las luces apagadas y el cielo iluminado. El barro. El río adormilado роrquе yа sobrepasó su jornada de trabajo. Algunos árboles complacientes y otras rocas que se escapan. La marea antes de llegar al océano. Los ojos cerrados y el fuege extinto.

Un vacío grande, inmenso, inquebrantable. Un vacío absurdo pero real. Todas las estrellas ahogando un suspiro y ciertos satélites perdiendo su órbita. Amapolas. Un sueño profundo y otros que se desvanecen. El desconsuelo. La noche que no cesa. Un número de tres cifras con el que rellenar una estadística. El menosprecio más absoluto y la culpa inexistente. La cabeza bien alta para dictar sentencia, para no olvidar. El largo camino hacia el amanecer y las horas desaparecidas. Los ojos cerrados y los pies ligeros.

miércoles, 14 de mayo de 2025

Eclipse lunar

Vengo sintiendo
una explosión en la raiz de mi cuerpo
que arrasa los campos ya incendiados
y las torres que me sostienen.

Vengo sintiendo
cómo mi cuerpo se desmorona:
desde la ausencia de oxígeno en mis pulmones
al exceso de pulsaciones al despertar.

Ahora estoy viendo
cómo el silencio se apodera de mis sueños
mientras el mar se va alejando
porque gritan mis entrañas.

Puedo escuchar
la noche desvaneciéndose
y las flores perdiendo su brillo
hasta acabar convertidas en hierro.

Vengo sintiendo
la escarcha esparciéndose por mis mejillas,
la penumbra apoderándose de mi aliento,
mis labios olvidando el olor de la primavera.

sábado, 10 de mayo de 2025

Eclipse solar

Vengo sintiendo
las motas de polvo trepando por los tejados,
aporreando en las ventanas
y alcanzando la parte más densa del tuétano.

Vengo sintiendo
la tierra deshacerse bajo mis pies
dejando la piel desnuda
y las uñas afiladas.

Ahora estoy viendo
las rocas desprenderse desde lo alto del acantilado,
chocarse contra el fango
y convertirse en diamantes relucientes.

Puedo escuchar
el cielo cayéndose a pedazos
retando a las tinieblas
y atravesando mis palabras.

Vengo sintiendo
las horas congregarse ante mis dudas,
darse un par de puñetazos
y volverse inertes sobre el reloj de arena.

martes, 6 de mayo de 2025

Lo que era nuestro

Se ha roto
en mil pedazos que intentas recoger
y estallan solo con rozarlos,
que se clavan en la piel
dejando directamente cicatrices.

Se ha difuminado,
un cuaderno lleno de recuerdos
con palabras borrosas,
el dibujo de un día alegre
ahora está guardado en el trastero.

Se ha extinguido,
quedan cerillas y mecheros
pero la mecha se ha agotado
y aún así queman los labios
y se derriten las miradas.

viernes, 2 de mayo de 2025

Un asidero en el muro de ladrillos

Desde mi ventana puedo ver la cuerda de un tenderete. Es solo una como única fuerza de la estructura. No tiene tensión y es mecida y sacudida por el viento. Con la colada se convierte en un cuerpo inerte; sin ella, es la rama de un árbol que está por caerse.

Desde mi ventana siento el estómago rugir y mis manos temblar. Es solo una llama que se apaga y una bombilla que se enciende. No tiene sentido y aún así La Tierra sigue girando, como puedo seguir caminando pero no soy capaz de alcanzar el rellano de mi portal.

Desde mi ventana escucho el murmullo de los pájaros y los gritos atronadores de los andamios. La cama está aún sin hacer y la pila está colapsada de platos y sartenes. Pero hay una flor en el jarrón del salón que bien podría ser un denso jardín.

Desde mi ventana soy capaz de acariciar el atardecer y olvidar la distancia con el mar. Puedo bailar e incluso respirar, pero mis manos ya no se sienten y la corriente del rio fluye sin un resquicio al que agarrarse.

Desde mi ventana veo cables, antenas y las unidades exteriores de los aires acondicionados, se aprecian los canalones atascados y algunas tejas rotas, y más allá, el cielo azul. El cielo y su libertad.