domingo, 28 de octubre de 2018

Unos pocos metros

María la miró desconfiada. Aquel puente sería de piedra pero no le aportaba la más mínima seguridad. Estaba acostumbrada a entrenar en lugares mucho más peligrosos, pero allí... y con ella... Carlota la dio la mano y sonrió dando una primera zancada.

-Vamos, ¡no seas tonta! Estamos perdiendo el tiempo. Ya veras como al final no vemos el atardecer, y es una pena, porque es espectacular - dijo con su voz más dulce.

Tiró de su mano y María se dejó llevar. No se distinguía el fondo del precipicio y el muro de protección desaparecía por momentos. Carlota apretó su mano y sonrió en una mueca perversa.

-Yo creo que desde aquí ya lo veremos bien... total, por unos metros... - tembló la voz de María - Las montañas ya se ven... espectaculares.

-No, justo en la mitad del puente. Venga, que ya casi estamos. Por cierto, creo que no te felicité por tu última victoria. Perdona mi... falta de educación... pero es que me dio mucha rabia que me quitaras mi última oportunidad de participar en el mundial... El sol ya casi está su sitio. Solo unos metros, ya casi estás.

María respiraba con dificultad y soltó la mano de Carlota. Cruzaron una mirada fría y cayó al vacío.

23-10-2018

miércoles, 24 de octubre de 2018

Cine social en un documental de naturaleza

La película Oreina (ciervo), dirigida por Koldo Almandoz compitió en la 66 edición del Festival de San Sebastián en la categoría de Nuevos Directores. Obtuvo el premio del cine vasco. 

Más allá de la descripción oficial que se hace de ella señalando a Khalil, un joven de la periferia que se gana la vida como puede, los verdaderos protagonistas para mí son dos hermanos que comparten casa junto a la marisma pero que llevan años sin hablarse. Esa relación es muy interesante a partir de cómo, pese a sus disputas, ambos muestran su cariño a Khalil.

Mi acercamiento a este film fue un poco contradictorio porque creo que se presentó demasiado como una historia argumental, una ficción narrativa, y creo que su mayor baza está en el documental, sin llegar a tener ese reconocimiento como tal puesto que seguimos a dos personajes inventados. Juega entre los dos estilos sin decidirse por ninguno, por lo que tampoco llegan a destacarse las características de ninguno de ellos. Es cierto que tiene partes muy evocadoras en esa parte más documental con la ría, el propio paisaje natural de la comarca,... pero al final es como que te dan un caramelo para quitártelo al instante. Si bien esto es algo que no oculta, la película sugiere muchos temas pero sin hacer un especial hincapié en ninguno, sin juzgar.

También es fundamental señalar que todo se argumenta en torno al paso del tiempo, como esa imagen super interesante en que vemos cómo en la ría conviven las barcas tradicionales que salen a pescar y la gente que practica paddle surf. Este choque entre tradición y modernidad se produce también en los protagonistas. Khalil llega a este pueblo en busca de un futuro mejor mientras que los personajes autóctonos sienten el pueblo como una jaula de la que necesitan escapar porque no tienen futuro. Y todo esto se cuenta con muy poco diálogo como parte de esa estrategia de incomunicación en la que se sitúan todos ellos. Es un trabajo de experimentación que quizá no termina de encontrar su fluidez rítmica.

En el coloquio su director señaló algo muy frecuente en las películas del festival y que sin duda en su film es muy relevante, y es que presenta un final muy abierto en el que es muy dificil llegar a ninguna conclusión, pero como él decía, la vida misma es así. Él no señala el camino que debes pensar si no que te da el contexto de unos personajes y es el espectador el que tiene que pensar, establecer sus conclusiones. Estoy completamente de acuerdo pero también creo que esto puede echar atrás a muchos espectadores, algo que se señala desde muchos aspectos, por lo que me parece una película muy honesta en ese sentido de saber que va a llegar a un público muy reducido, algo que directamente se aprecia en la propia trayectoria de Koldo.

De nuevo, no creo que sea una película para todos los públicos, pero tiene elementos que la hacen interesante. Como docuficción (no declarado) nos muestra una realidad social del extrarradio de la ciudad que combina con unos paisajes naturales entre los cuales se establecen relaciones que hablan más allá de los personajes.

Webgrafía:
http://www.txintxua.com/es/peliculas/oreina

sábado, 20 de octubre de 2018

Regresar

La puerta crujió. Darío se mordió el labio inferior conteniendo la respiración. Avanzó hipnotizado por unos recuerdos que tenía ya olvidados. Pese a que la luz que entraba por la claraboya era muy débil, el mantel floreado de colores chillones no podía por menos que atraer su atención. Se conservaba igual de espantoso que el primer día. Darío no podía comprender cómo, con lo feo que era, nadie se hubiera atrevido a cambiarlo. Bueno, sí lo entendía, era parte de la herencia de su abuela.

Mantenía su aspecto cochambroso. Juguetes, libros, trastos de los que ni siquiera conocía su uso se amontonaban en un inquietante equilibrio. Darío se agachó acariciando con ternura toda la superficie de una de las patas. Su padre decía que era muy especial porque la habían hecho con madera de sándalo. Darío no entendía absolutamente nada de bricolaje pero aquello sonaba muy exótico y le gustaba.

Se metió debajo como aquellas tardes de verano jugando al escondite con sus primos, como cuando pintó un corazón la noche en que Lucía le besó, y como cuando por las mañanas oía llorar a su madre y se clavaba las astillas de la pata que su abuelo tuvo que arreglar a marchas forzadas y nunca nadie llegó a lijar.

Una lágrima descendió lentamente por su mejilla izquierda mientras sacaba del bolsillo de su bolsillo un trozo de papel de lija.

16-10-2018

miércoles, 17 de octubre de 2018

Esperaron al ocaso

Hubo un lúgubre suspiro. El búho ululaba como si no pasara nada. Ulises murmuró y su susurro se propagó por la cueva. Cubrió el cuerpo y prendió fuego. Su grito retumbó en el universo.

Iris sonreía impaciente. Su mirar inquieto limpiaba el silencio. La niña bailaba imaginando el instante en que hiciera su aparición.

Pero solo llegaron los truenos.

09-10-18

domingo, 14 de octubre de 2018

El amor que mueve el mundo

A primeros de mes se estrenó "Viaje al cuarto de una madre", ópera prima de su directora Celia Rico. Participó en la sección New Directors del reciente Festival de San Sebastián y se alzó con el premio del Jurado Joven. Las alabanzas se suceden en torno a esta película de pequeño presupuesto pero que cabe destacar como una de las más señaladas de la cinematografía española del año.

Es una película sobre el amor entre una madre y una hija, donde ésta quiere abandonar el hogar e iniciar su propia vida pero su madre no quiere separarse de ella. Se trata de aprender a hacer frente a la distancia desde la perspectiva de esa mujer que se queda en casa y tiene que hacer frente a la soledad, una perspectiva que estamos acostumbrados a ver muchas veces desde la comedia barata y no tanto desde la sinceridad y el amor que destila esta historia.


Refleja un realismo muy cotidiano y no habrá quien no ponga en el cuerpo de la madre a la suya propia cuando, por ejemplo, ya se te olvidaba el paragüas y ella te lo guarda sin reproches. Son pequeños detalles, pero es lo que sucede en las relaciones maternofiliales.

Creo que refleja también una cuestión generacional con la que muchos jóvenes conectaremos, y por consiguiente nuestras madres. Es esa llegada del Whatsapp y de entender las nuevas tecnologías a la fuerza porque te separan cientos de kilómetros. Es aprender de la soledad y empezar a chatear solamente con tu hija y terminar casi por ignorarla.

Sin desvelar mucho más de la trama, quiero señalar la enorme simbología de las habitaciones de ambas mujeres. La madre que habita en un cuarto frío y oscuro; la hija ansiosa de vida que se marcha a Inglaterra y recibe como regalo unas botas, el calor de su madre. Hay mucho juego con las luces, los colores y su psicología.

Una maravillosa dirección de actores que privilegia los silencios y las miradas, que dicen tanto... Hay momentos muy emocionantes construidos a partir de la melancolía y de la comprensión. Es un cine de mujere, sensible pero, ojo, no tiene porqué conllevar al llanto. Es drama, sí, pero al final sonríes.



Imágenes obtenidas de: https://alfapictures.com/sp/amy_movie/viaje-al-cuarto-de-una-madre/

domingo, 7 de octubre de 2018

Una ventana al mundo

El Festival Internacional de cine de San Sebastián, abreviado como SSIFF debido a sus siglas en inglés (San Sebastian International Film Festival) es el único festival competitivo de categoría A de nuestro país. La clasificación es otorgada por la FIAPF, la Ferederación Internacional de Asociaciones de Productores Cinematográficos, surgida para defender los intereses de la industria en cuanto a legislación audiovisual y procesos tecnológicos. Para facilitar el contacto internacional regula una serie de festivales por toda la geografía mundial.

Hay muchas maneras de ver los festivales. Mucha gente se queda con la idea de que son un encuentro academicista bañado por fiestas nocturnas y grandes estrellas que hacen publicidad de empresas de moda. Estoy de acuerdo, eso sucede, pero hay mucho más, y no sólo por el impacto socioeconómico de las ciudades en que se celebra. Por supuesto que también es un punto de intercambio comercial para la industria, pues ese no deja de ser su principal objetivo. Sobre todo es una ventana.

Sin embargo, mi reciente experiencia como jurado joven de las últimas dos ediciones me ha hecho verlo de otras formas. En primer lugar por esa nuestra tarea de valorar las películas de las secciones de New directors y primeras y segundas obras de Horizontes Latinos. Más allá del argumento, la realización o cualquier otro elemento técnico, este año me cuestionaba las razones por las que habían sido esas y no otras las películas seleccionados para formar parte de un festival tan señalado. Ha sido así como he comprendido esa labor que muchos se empeñan en obviar, como es la función social del cine. Ya no es que hablen de culturas y tradiciones de las que no tenemos ni idea, se trata de comprender cómo funciona el mundo en otras latitudes, de que por supuesto cada uno tiene sus problemas, pero al final siguen siendo los mismos problemas del mundo.

Recuerdo especialmente Marilyn, una coproducción entre Argentina y Chile que cuenta una historia real sobre la transexualidad, un duro retrato sobre una temática cada vez más señalada y necesaria de ver en las pantallas; o Cold November, realizada entre Kosovo, Albania y República de Macedonia y que habla de la situación de Kosovo a inicios de los noventa. Solo decir que fue la única de las treinta y ocho películas que pude ver en la que los aplausos se extendieron durante la duración íntegra de los créditos y hubieran seguido más allá.

Por otro lado me parece alucinante el impacto que tiene sobre el público, que procede de muchos lugares. El año pasado coincidí con un señor inglés ya entrado en años que acudía en cada edición y se tragaba una barbaridad de películas. Recuerdo su emoción (y alguna decepción) cuando hablábamos en los desayunos de los últimos visionados. Eso por no hablar de las tremendas colas que se forman ante las puertas de todos y cada uno de los cines (que por supuesto no se puede negar que la finalidad sea en parte lograr un buen sitio), pero creo que es más importante destacar que casi siempre venden todas las entradas. Es muy interesante escuchar al público hablar durante horas a la salida de las proyecciones, paseando por la Concha, en los bares,... y eso no tiene nada que ver con el glamour de la alfombra roja, las galas o las fiestas. Es cultura en estado puro, con la particularidad, creo yo, de que la programación es tan variada que al final accedes un poquito a conocer muchos otros países.

Desde luego que recomiendo vivir la experiencia. Hay multitud de festivales y animo a descubrir cada una de esas perspectivas. Abre los ojos. El mundo espera.


Webgrafía:

http://www.fiapf.org/
https://www.sansebastianfestival.com/es/