domingo, 18 de noviembre de 2018

La piel bajo el disfraz

El día que les conté que en realidad mi cuerpo era morado, tenía dos brazos de más y bajo mi pelo se escondían otros tantos pares de ojos, comenzaron a mirarme con pena, con lástima. Íbamos de fiesta y todas llevábamos antifaces, pero eso no impidió que sus miradas hablaran. Conocía perfectamente mis orígenes y sabía que el día que lo descubrieran el disfraz con el que había tratado de protegerme desaparecería para siempre, que por más que me empeñara en acomodarme a otra piel, ya solo la verdad sería visible ante ellas. Bailé sola toda la noche. Aquella fue la última vez que hablamos.

Una semana de lágrimas fue suficiente para que empezara a ver que había otros extraterrestres. Cada uno tenía un color y unas características particulares, pero compartíamos disfraces.

Unos meses después las volví a ver. Ignoré su presencia y sonreí con la cabeza bien alta mientras me desprendía de la primera capa de mi máscara.

29-09-2018

No hay comentarios:

Publicar un comentario