Marinero en tierra
de ese otoño
con caricias del abismo.
Sirenas sin canto,
gritos sin voz,
aullidos.
Fue la marea del ocaso,
desvelos al amanecer
de un invierno olvidado.
Noches sin sombra,
hogueras sin fuego,
mentiras.
Se apagaron las estrellas
de una oscura huella eterna.
No quedaron ya susurros
de tantas palabras huecas.
Ojos sin luz,
latidos sin alma,
sueños.
Recuerda que solo es niebla
mariposa ausente.
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