Lo tenían todo para triunfar.
Habían estudiado en las mejores universidades del panorama nacional y enseguida
emprenderían el viaje hacia las ciudades europeas en que se encontraban los
masters de mayor prestigio. No es que hubieran sido los primeros de su
promoción, pero estaban bastante por encima de la media y, sobre todo, habían
dejado huella en sus estudios. Pero... Por el camino perdieron el entusiasmo y
la vitalidad. Por el camino les apalearon por "su bien". Por el camino les
clavaron una sonrisa en un rostro demacrado. Eso, siendo sólo jóvenes, la amargura como fiel compañera. Sí, aprendieron
de la vida, pero por el camino se perdieron a sí mismos.

Lo tenían todo para triunfar,
pero solo había un final posible: la tragedia.
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