No era conveniente. Quiero decir, puedo inventarme muchas excusas, pero ¿acaso te interesan? Sí, claro, ahora hazte el dolido... No me mires así, has pedido que hable y lo pienso hacer. Estoy cansada...
Lo medité mucho, ¿lo sabes? Sí, claro que sí, pero a ti eso te da igual porque no hice lo que querías,... espera... ¿qué es lo que tú querías? Porque parecías decirme entre líneas que no fuera... ¡oh, sí!, tienes razón, todo es producto de mi imaginación, tú lo dices todo a la cara, ¿todo? Sí, por supuesto, tu ignorancia te impide valorar las miradas, los silencios y los tonos. Siempre de frente incluso cuando clavas un puñal por la espalda.
No te gustan los gritos pero eres el primero que alza la voz. Prefiero los susurros... son más íntimos, más profundos, se agarran a la piel con más fuerza y la desgarran más despacio.
Vamos, venga, ya nos conocemos. Hoy estallo yo y tú callas. Mañana tú estallas y yo callo. Nos gusta la sangre, ¿no te habías dado cuenta? En realidad si lo piensas detenidamente es algo... positivo... no nos aburrimos.
Me hubiera gustado ir. Habría disfrutado. Hubiéramos disfrutado... Fuí egoísta... y lo reconozco delante de ti... A veces pienso... sí, demasiado... a veces pienso que un día llegaremos a ser felices... y entonces yo lo estropearé. Sentiré la culpa recorriendo mis entrañas y caeré. Entonces me recordarás que esto es cosa de dos. Tú también das pasos hacia atrás... y se te olvida que íbamos de la mano por el mismo camino.
¿Nos hemos vuelto ciegos? No, es solo que no queremos ver.
Silencio. No quiero saber nada. ¿Es que no te das cuenta de cuánto me duele? No es fácil. Claro que me gustaría que fuera de otra manera, pero ya no lo podemos cambiar. ¡Calla! Ni una palabra más, por favor... Estoy sufriendo... ¿Necesitas verme llorar para darte cuenta? Lo siento pero no, me niego... Sí, por supuesto que he llorado... no sabes cuánto, pero no me pienso rebajar a tu nivel.
Me das pena. Estás podrido. ¿Quieres correr? Vete... pero cuando te detengas seguiré ahí, lista para atacarte de nuevo... ¿Soy cruel? Analiza tus propios actos.
Lo ves, no era buena idea que fuera. No, no hubiera explotado allí, tan solo me hubiera atragantado con mi propio veneno.
¿Seguimos peleando? Solo un ratito más, la cena ya casi está lista... Sonríe un poco... no es para tanto. No te estoy haciendo daño porque en el fondo sabes que tengo la razón... sí, yo también me equivoco... a veces.
No vamos a acabar nunca con esto... Te quiero... pero el día que dejemos de lanzarnos puñales ya estaremos muertos... Llevo un tiempo preguntándome si merece la pena... a ver quién es el valiente que da el paso... ¿Merece la pena? ¿Quién será el cobarte que se eche atrás?
No sé si quiero que lo solucionemos. ¿Y si un día dejáramos de vernos? A lo mejor todo ha sido un error... No, no me arrepiento de lo que ha pasado... Creo que debemos escribir el final... hágamoslo juntos.