miércoles, 3 de abril de 2019

Cuestión de tiempo

Dejó que se diluyeran en el agua y siguió dando brazadas. Achacaría la rojez de sus ojos al cloro. Era cierto que había olvidado las gafas en casa. Claro que normalmente cuando se daba esa situación se las apañaba para que sus ojos no sufrieran las consecuencias de sus despistes, pero en aquella ocasión...

Se sumergió hasta el fondo de la piscina sintiendo la presión en sus oídos. Expulsó todo el aire por la nariz y dejó que su cuerpo viajara solo hasta la superficie.

Debía estar cansada después de más de dos horas nadando a esa intensidad, sin apenas detenerse. No. Quizá sus músculos estuvieran entumecidos pero sólo podía darle vueltas y vueltas en la cabeza a aquel asunto, fundiéndose a cada rato con el agua.

Había caído la noche y pronto cerrarían. Llegó al final de la calle y se tumbó boca arriba. Flotó con los ojos cerrados. De vez en cuando la alcanzaban las gotas que salpicaban otros nadadores. La gustó. Se fue relajando muy poco a poco. Respiró hondo y dibujó una débil sonrisa en su rostro.

Utilizó las escaleras aun cuando nunca lo hacía. Se sintió débil ahí fuera. El aire acuchillaba su piel y envenenaba sus pulmones. Se apoyó en la pared y se quitó el gorro dejando ver su corto y canoso pelo enmarañado.

Se puso las chanclas y avanzó despacio pero con pasos decididos.

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