martes, 28 de abril de 2020

De pañuelos y palomitas

Hemos llegado a Octubre. Ha pasado un mes y nos vamos acostumbrando a nuestras nuevas rutinas y la vida en un país con costumbres diferentes. Me encanta mi proyecto y empiezo a conocer a los jóvenes con los que trabajo, pero aún me queda mucho por aprender.

No he sido de celebrar los "Dia de", con excepción de Libro y Teatro, pero he decidido añadir uno a la lista, el 10 de Octubre se celebra el día de la salud mental y el color amarillo lo simboliza. Pasamos la mañana en un centro comercial repartiendo panfletos y revistas. No nos va muy bien y seguimos luchando para que la caseta no salga volando, pero el mensaje queda dicho.

Imagen de Lenka
Además de cenar todos los voluntarios juntos los domingos, nos hemos propuesto viajar una vez al mes. Para este mes elegimos Salisbury, pero supongo que antes debo introducir a Snc, el último voluntario. Procede de Pakistán aunque vive en Francia. Llega el viernes y el sábado realiza con nosotros la primera excursión.

Un autobús nos lleva directos al centro de la ciudad. Es un camino de hora y media pero se nos pasa volando entre conversaciones. Lo primero que vamos a ver es la catedral. Es la que más me ha impresionado, quizá por la calma del entorno y el buen día que tuvimos. Del interior me sorprendieron especialmente los techos aunque las cristaleras tampoco se quedaban atrás. Uno de los puntos que más destacan los panfletos es la presencia de la Carta Magna, aunque en realidad y como comprobaré después, en todas partes se la menciona por alguna clase de conexión.

Quisimos entrar en un par de museos pero la entrada no era precisamente barata, así que nos fuimos a comer y por la tarde paseamos por la plaza. Pese a que Stonehenge está cerca decidimos dejarlo para el solsticio de verano puesto que se puede acceder gratis... dudo mucho que vayamos.

Nota: los jardines centrales de Bournemouth están cerrados porque preparan el mercadillo de Navidad.

Nuestra agenda de viajes sigue movidita. Al fin de semana siguiente, Chaïda, Lenka y Sabine tienen visita de sus respectivos países y organizamos una excursión a Old Harry Rocks, porque es algo más que piedras, y un paseo muy agradable con amigos. El autobús esta vez es una clase de idiomas, nos dedicamos a tratar de repetir palabras en otros lenguajes, casi todos parecidos e imposibles con el húngaro. Cosas de la convivencia, las primeras palabras que intercambiamos son pañuelos y palomitas...

El día es largo y el sol acompaña, a veces nos cuesta creer que sea Inglaterra. Continuamos el paseo por el acantilado, un camino que me tiene fascinada. Terminamos en la playa de Studland.

jueves, 23 de abril de 2020

Carta a mi amor verdadero

Corrí despavorida temerosa de ver tu rostro. Sabía que era cuestión de tiempo que mi pelo se enredara en sus fauces. Sentía tu aliento de madrugada y sabía de tu presencia mucho antes de que rozaras mi piel. Mi mente te dibujaba como un monstruo aunque jamás te hubiera visto. Me alegro de haber estado ciega y que quitaras esa venda de mis ojos.

El primer encuentro fue tímido, casi una cita, no tan tenso como me esperaba. Puede que incluso aquel día naciera ya el cariño. Tardamos en volver a vernos porque aún dominaba el rechazo, puede que el miedo.

Nos encontramos de nuevo en verano gracias a una amiga, y dejamos que la relación fluyera. Ya no pude renegar de que había comenzado una historia de amor aunque mantuviéramos los formalismos. Nunca lo dijimos en voz alta, no hacía falta. Poco a poco fuiste entrando más y más en mi vida: un fin de semana juntos, conversaciones al atardecer, las caricias de la mañana,... Encontraste mi punto fuerte y trabajaste mi debilidad. Podría hablarse de rutina, pero cada día diferente, especial.

No recuerdo la fecha de nuestro aniversario. No hace falta. Con celebrarnos hoy es suficiente. El orgullo de poder compartir mis horas contigo es diario pero supongo que hoy lo es un poquito más por esa pequeña aventura que culminó en libro.

Ahora tus dedos atrapan los míos con tal intensidad que duelen las distancias, distancias de esas que no da tiempo a hablar por una sociedad acelerada. No me gusta cuando te vas de viaje y tardas demasiado en volver.

Te prohíbo que me abandones. Es una ley y me da igual si no te gusta. Te buscaré entre las tinieblas si porfías por alejarte de mi más de lo estrictamente pactado. Te doy libertad para ir y venir a tu antojo por los rincones de mis emociones, aunque a veces toques fibras que no debieran estar permitidas; que vayas más allá de mis fronteras y colonices reinos que ni siquiera pensaba inventados. Te di ese poder y no me arrepiento incluso cuando invadiste el terreno de lo profesional. Te debo mucho, pero te advierto que como se te vuelva a ocurrir marcharte sin permiso ni intención de regresar, acudiré al inframundo y pactaré con el diablo con tal de volver a tenerte cerca. Puede que sea obsesión, una relación a veces poco sana, pero estamos aprendiendo a marcar límites y a darnos espacio.

No merezco tus desprecios de la misma manera que no quiero nuestras discusiones pese a que sean necesarias. No me lo tengas en cuenta como yo tampoco te lo tengo a ti. Me alegra de que siempre accedas a hacer las paces conmigo y vuelvas a instalarte entre mis labios como si nunca te hubieras ido. Esto es una historia de amor verdadero, de errores y triunfos en la que que casi siempre se da más de lo que se recibe, pero que es lo menos, porque no hay ninguna intención de recibir, y aún así a veces llegan mensajes que hacen más y más fuerte nuestra relación.

Supongo, querida escritura mía, que aún nos queda mucho por aprender de nuestra convivencia, así que toma mi mano y añadamos un párrafo más a la memoria de otro Día del Libro juntos.

domingo, 19 de abril de 2020

El oráculo del pueblo de al lado

Se oían conversaciones. Llegaban voces a su ventana que no reconocía como las de sus convecinos. Pero eso no era lo curioso. No. Se trataba de la certeza de los diálogos sobre lo que sucedería en el futuro: que si "noséquién" se presentaría a las elecciones, y toma, un mes después resulta que le tenían de alcalde, que si "nosécual" iba a montar un bar, y ala, resultaba que a los días se interesaba por una propiedad perfecta para ello,...

Por supuesto que el cotilleo era la afición favorita de la comarca, pero que se enteraran los del pueblo de al lado antes que ellos mismos, ya tenía delito. El echo de que todas las predicciones se cumplieran al completo la tenía realmente preocupada, que a ver si la iban a emparejar con alguien y claro, iba a suceder sin remedio, con lo feliz que era ella viviendo solita en su casa.

Así que allí estaba, apalancada en el balcón con un cubo de agua listo para que se cayera "accidentalmente" sobre la cabeza de ciertos dictadores del futuro. Eso no evitaría que siguieran sus cuchicheos pero a lo mejor si nadie se enteraba de la profecía, ésta no se cumplía. Mientras, aprovecharía para conocer la posición del oráculo y llegar a un acuerdo ventajoso para ambas partes.

miércoles, 15 de abril de 2020

Sacrificios

Son los pasos
a la cima
que vendrá.
Es el rastro
de un futuro
en que brillar.

Saca pecho,
es el momento
de mostrar tu eternidad.

Orgulloso del esfuerzo,
exprimiendo la victoria.
No te olvides de esos ángeles
que te enseñaron las estrellas.

Aún cansado
no te pares,
quedan sueños
por luchar
y sabes que triunfarás.

viernes, 10 de abril de 2020

El origen de la excelencia

Aquella clase de vida perfecta le asustaba. Sabía que aquella pareja ocultaba algo; no podía ser normal que no tuvieran ni una sola fisura, algún cadáver bajo la alfombra o algún lío de faldas, pero entre tanta pegajosa felicidad tenía que existir algún secreto.

Comenzó por investigar en su entorno de trabajo, haciéndose amigo de todos sus compañeros, indagando sobre unas vidas que parecían ser cada vez más milimetricamente ideales. Intentó insinuarse con ella, coquetear con él, pero no había forma de ponerles en apuros. Y eso no hacía sino incrementar sus sospechas de que ocultaban algo muy gordo, quizá tanto que por evidente no podía verlo.

Pasó a tratar con la familia, profundizar en su pasado e incluso preguntarles abiertamente. Se negaba a creer que aquella apariencia no fuera ninguna máscara. Su obsesión resultaba evidente y no hacía por ocultarla en un intento por sacarles de sus casillas, pero todas sus reacciones seguían pasando por la refinación y un fuerte aroma a flores silvestres.

Se encontraba ya desesperado y sin ideas. No eran hippies. ¿Por qué les daba todo igual? Ya solo valoraba la teoría de que fueran extraterrestres. Pasó toda la tarde sopesándolo y al caer la noche tomó una decisión: sí, tenía que ser eso.

Sabiendo que su perfección era fruto de un origen tan lejano, optó por dejar que siguieran paseando su perfume de flores silvestres y se centró en una nueva pareja.

martes, 7 de abril de 2020

Puente a la rutina

Sigue corriendo el mes de Septiembre, el tiempo pasa lento pero pasa.

Como parte del voluntariado tenemos una formación de tres días en Londres en la que coincidimos con voluntarios de diferentes asociaciones y localizaciones. En nuestro caso, que ya habíamos contado con varias sesiones orientativas con nuestra organización, no descubrimos novedades, pero es lo de menos. Es increíble como en tan pocas horas se pueden crear tantos lazos.

Somos uno de los grupos más numerosos. Pero además, es nuestra primera salida todos juntos. Pese a vivir a cinco minutos de la estación, nos toca correr para no perder el autobús. Llueve. Nos calamos.

Me quedo con la última noche. El paseo por la capital británica con un atardecer de los de película. Conversaciones distantes y promesas de visitarnos muchas veces... ¿El mejor recuerdo? La foto de perfil que ha quedado en nuestro grupo de Whatsapp, la primera y puede que única que tenemos todos juntos.

Breve. Pocos detalles pero ahí queda plasmado.

Y a finales de mes un festival que tenía muchas ganas de descubrir. Se llama "Arts by the sea" y tiene lugar en los jardines centrales y la playa (aunque esa parte no me de tiempo a descubrirla). La temática varía cada año y es básicamente una atracción cultural para acabar la época de turismo.

Hizo mucho viento, mucho, mucho, mucho viento. El proyecto en el que trabajo participaba y teníamos una caseta desplegable sobre la que colocamos varios sacos de arena... y aún así salía volando. Fue mi introducción al reparto de folletos y revistas, a mantener una sonrisa constante y agradecer que te ignoren (no por gusto sino por educación).

El plato fuerte del festival era una proyección de luces y magia sobre el ayuntamiento. Duraba diez minutos y llegamos cinco tarde... una experiencia más... Por lo demás, música en directo y gente bailando en contra del viento.

Ya ninguno podemos decir que la ciudad nos resulte ajena pese a que nos queden rincones por descubrir. Entre evento y evento hemos establecido unas rutinas respecto al trabajo y la vida en el hogar, por supuesto, como jóvenes que disfrutamos juntos.

jueves, 2 de abril de 2020

Carretera de medianoche

La fiesta seguiría en el pueblo de al lado. Roberto, Carla y Victoria caminaban entre risas por mitad de la carretera mientras las primeras luces del alba pintaban el horizonte. Roberto y Carla se habían pasado un poco con el alcohol e iban de lado a lado de la carretera. Victoria iba pendiente del tráfico, aunque a aquellas horas y allí sería de lo más extraño.

Llegando a una curva, Carla se detuvo y su rostro pareció olvidar el jolgorio.

-Pero muchacha, ni que hubieras visto a la niña de la curva - se mofaba Roberto.

-Joder, que tienes razón, que en cualquier momento viene un coche y la espichamos - reflexionó Carla muy consternada.

-Mira lo que dice - seguía Roberto con la tontería.

-El mundo es muy injusto - continuaba Carla intrigando a Victoria que iba unos metros por detrás.

-Ay, no - se lamentaba Roberto a punto de romper a llorar.

-Si es que se ha quedado ahí como si...

Carla observaba un pequeño gorrión tumbado en la carretera y que no parecía dar muestras de vida hasta que ella se agachó para apartarlo de la carretera. Entonces, el pájaro dio un par de saltos y salió volando. La cara de tontos de Carla y Roberto no tenía desprecio.

-Cada uno duerme donde le apetece - sentenció Victoria entre risas.