
Por supuesto que el cotilleo era la afición favorita de la comarca, pero que se enteraran los del pueblo de al lado antes que ellos mismos, ya tenía delito. El echo de que todas las predicciones se cumplieran al completo la tenía realmente preocupada, que a ver si la iban a emparejar con alguien y claro, iba a suceder sin remedio, con lo feliz que era ella viviendo solita en su casa.
Así que allí estaba, apalancada en el balcón con un cubo de agua listo para que se cayera "accidentalmente" sobre la cabeza de ciertos dictadores del futuro. Eso no evitaría que siguieran sus cuchicheos pero a lo mejor si nadie se enteraba de la profecía, ésta no se cumplía. Mientras, aprovecharía para conocer la posición del oráculo y llegar a un acuerdo ventajoso para ambas partes.
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