Como parte del voluntariado tenemos una formación de tres días en Londres en la que coincidimos con voluntarios de diferentes asociaciones y localizaciones. En nuestro caso, que ya habíamos contado con varias sesiones orientativas con nuestra organización, no descubrimos novedades, pero es lo de menos. Es increíble como en tan pocas horas se pueden crear tantos lazos.
Somos uno de los grupos más numerosos. Pero además, es nuestra primera salida todos juntos. Pese a vivir a cinco minutos de la estación, nos toca correr para no perder el autobús. Llueve. Nos calamos.
Somos uno de los grupos más numerosos. Pero además, es nuestra primera salida todos juntos. Pese a vivir a cinco minutos de la estación, nos toca correr para no perder el autobús. Llueve. Nos calamos.
Me quedo con la última noche. El paseo por la capital británica con un atardecer de los de película. Conversaciones distantes y promesas de visitarnos muchas veces... ¿El mejor recuerdo? La foto de perfil que ha quedado en nuestro grupo de Whatsapp, la primera y puede que única que tenemos todos juntos.
Breve. Pocos detalles pero ahí queda plasmado.

Hizo mucho viento, mucho, mucho, mucho viento. El proyecto en el que trabajo participaba y teníamos una caseta desplegable sobre la que colocamos varios sacos de arena... y aún así salía volando. Fue mi introducción al reparto de folletos y revistas, a mantener una sonrisa constante y agradecer que te ignoren (no por gusto sino por educación).
El plato fuerte del festival era una proyección de luces y magia sobre el ayuntamiento. Duraba diez minutos y llegamos cinco tarde... una experiencia más... Por lo demás, música en directo y gente bailando en contra del viento.
Ya ninguno podemos decir que la ciudad nos resulte ajena pese a que nos queden rincones por descubrir. Entre evento y evento hemos establecido unas rutinas respecto al trabajo y la vida en el hogar, por supuesto, como jóvenes que disfrutamos juntos.
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