sábado, 6 de marzo de 2021

Cafeína en vena

La culpa era del café. Tomarlo a partir de las doce de la mañana la volvía hiperactiva.

Blanca se movía por la casa dando brincos, orbitando alrededor de ella como si de un juego de niñas se tratase. Recorría su habitación admirando cada fotografía como si fuera la primera vez que las viera. Rebuscaba la mota de polvo que aun ni siquiera se había posado sobre la estantería. Se subía a la cama y arrugaba las sábanas sabiendo que la enfadaría un poco pero que se perdonarían con un largo beso. Acababan tumbadas en el suelo, con la cabeza apoyada en el pecho de la otra. Blanca acariciaba su piel pálida con suavidad como si temiera que se agrietara con un suspiro.

Preparaban la cena juntas mientras reían a carcajadas. Sus miradas no se cruzaban pero su complicidad llenaba cada silencio no planeado. Blanca se servía un gran vaso de agua pero bebía del alcohol que embriagaba su respiración. Sus labios se rozaban en la distancia con cada mordisco de la cena. Tomaban el postre sin dejar de hablar. Luego Blanca se levantaba y danzaba por el salón sin que pareciera estar electrocutándose como sucedía habitualmente cuando la obligaban a bailar.

La culpa era del café y no tenía nada que ver que solo lo tomara cuando estaba con ella.

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