Se dirigían al perro en inglés, que si let´s go, stop, sit please, well done... Eran dos jóvenes trajeados, de aspecto bastante moderno, que entre ellos conversaban en castellano, con acento del norte, quizá cántabros o astuarianos, a lo mejor veraneantes de los montes gallegos. Cambiaban de un idioma al otro con soltura tanto el uno como el otro. Debían haber adoptado a la mascota en el extranjero sin haberla instruido en el arte del bilinguismo.
Un hombre alto, rubio, de piel pálida comenzó a jugar con el perro y les preguntó a los jóvenes por su edad. Solo los pájaros parecían querer contestar. El hombre hablaba en inglés y ellos... emitieron por respuesta una serie de sonidos guturales con perfecto acento castellano... monosílabos que pretendían imitar el inglés pero que no definían las primaveras de su mascota. Claro, es que una cosa es vestir de traje y otra muy diferente saber idiomas.
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