viernes, 16 de diciembre de 2022

Querer o intentar lograrlo

Quiero que te enfades conmigo. Quiero que dejes pasar tres días sin contestar mi último mensaje; y al cuarto, mandes seis breves audios, en tu tono divertido pero que dejen muy claro tu descontento, que reconozcas que no te lo esperabas y que no sabes cómo actuar, que querrías hablarlo con calma pero que quizá sea mejor no decir nada más.

Quiero que me dejes en paz. Quiero que dejes de aparecerte en mis noches y cada vez que huelo tu perfume por la calle. Quiero dejarte de hablar. Quiero quedarme conforme cuando te deje de hablar. Quiero poder dejar de darle vueltas y simplemente cerrar tu puerta. Quiero enfadarme contigo.

Quiero bloquearte y cuando encuentres otra forma de contactarme, decir que no sé qué ha pasado, que el móvil últimamente hace cosas raras y que a mí también me había extrañado tu silencio, que pensé escribirte un par de veces y que incluso comencé a teclear, pero luego me arrepentí porque no quería molestarte. Porque no quería sentirme molesta conmigo misma después.

Quiero que me digas que estoy loca y que todo está en mi cabeza, que estoy pretendiendo que todo sea blanco o negro, que siempre elegimos discutir sobre los límites, que estuviste de acuerdo en dejar las cartas sobre la mesa, que todo está bien pero que todo ha cambiado.

Quiero dejar de conocerte. Quiero saber que tú tampoco te inventas conversaciones conmigo sabiendo que jamás las vamos a tener. Que no te reconcomes con aquel diálogo de besugos en que queríamos dejar de hacernos daño y no lo conseguimos. Quiero sentir tu rechazo. Quiero no darte pena.

Quiero volver al momento en que nos conocimos y saludarte con la misma cortesía; fijarme de nuevo en tus calcetines e insistir en que tenía unos exactamente iguales, con el mismo círculo descolorido en el tobillo izquierdo y los tres agujeritos en la planta del derecho.

Quiero sacudirme la primavera y aprovecharme del invierno. Quiero gritarte que te odio. Con todas mis fuerzas. Aunque se hayan esfumado todas mis energías. Quiero dejar de martirizarme, dejar de sentir mi propio rechazo, dejarme ser sin más.

Quiero susurrarte que ya no puedo quererte y que en este mismo instante dejo de hacerlo.

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