lunes, 12 de diciembre de 2022

Un mundo interior

Con sus calles cubiertas de pétalos rosas soterrando el asfalto. Entre parques tan inmensos que son ciudades de gnomos y gigantes. Bajo un cielo dibujado a carboncillo, pintado con témperas y decorado con virutas de chocolate puro.

Ante la mirada expectante de una pantalla que reclama toda la atención, que suplica por robarte la batería. Contra los fantasmas que saludan por la noche en recién construidos edificios. Desde las jaulas que están fuera de la cárcel y se empapan al saltar sobre los charcos de las aceras. Tras la cortina que nunca cumple con su función.

Según lo que se decía en los cuentos y podía haber sido leyenda o crónica histórica. En medio de ese rincón secreto que es el oasis del desierto y ha olvidado sus coordenadas. A la orilla de un río de aguas turbias y corrientes en calma. Hacia puertos que tienen que esconder la noche sobre sus aguas.

Para soñar una realidad que ni siquiera fue imaginada por dulce y tierna. Sobre el humo de una hoguera que arde incluso cuando se han llevado los rescoldos. De escamas de sirena que relucen bajo la luz de la luna llena y alas de hada que se recortan bajo el sol resplandeciente. Hasta playas infinitas bañadas por arena fina y acantilados escarpados. Sin cordones en los zapatos ni bolígrafos permanente.

Por el hostil mundo exterior en el que aún quedan sueños.

No hay comentarios:

Publicar un comentario