Regresa a El reencuentro: Tres semanas antes de - 2/6
La desesperación estaba llegando a puntos insospechados. A Manuel había dejado de funcionarle la táctica de hacer horas extra: se le venía constante la imagen de aquel chico que tan importante había sido en su infancia. Así que decidió que, si no podía hacerle frente a su enemigo, se aliaría con él. Recuperó su horario de trabajo y empleó las tardes en prepararse para el encuentro.
Por un lado, se pasó toda la semana revolviendo en sus armarios para decidirse por el atuendo más apropiado para el evento. Acabó visitando la gran mayoría de tiendas de la ciudad y picando de aquí y de allá pero con la duda constante de qué debía ponerse para no llamar excesivamente la atención, encontraba similitudes con las prendas que él o cualquier otro llevaron aquel día del carnaval del ochenta y tres.
Precisamente, por otro lado y, aunque habían tratado de evitarlo, una vez abierta la grieta, lo siguiente era rememorar aquel día. Manuel salía cada noche a su balcón con una copa de vino y un plato de queso curado. Se apoyaba en la barandilla e iba desmontando capas de su memoria hasta profundizar en cada detalle de aquella tarde. Las imágenes iban y venían: de pronto se encontraba llegando al colegio, como que estaban por llegar los bomberos o se recordaba besándose con Israel bajo el sauce del patio trasero.
Pero, por supuesto, a él le quedaba la suficiente energía para destapar el recuerdo de aquellos ojos que le habían llevado a cometer tantas locuras y a la vez ninguna sino el demostrar cuánto le importaba y hasta dónde estaba dispuesto a llegar.
Y es que por mucho que no lo quisieran reconocer abiertamente, lo cierto es que les preocupaba tanto aquella reunión como las ansias que les generaba volver a verse.
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