lunes, 23 de septiembre de 2019

30 de septiembre

Fue lo primero que hizo al conocerles: avisarles de que bajo ninguna circunstancia madrugaría, y aclaraba que esos significaba no levantarse antes de las once. Dormía profundamente y no se enteraba de nada de lo que sucedía a su alrededor, incluso si sonaban cuatro despertadores y un par de llamadas.

Había una excepción: los últimos diez días de septiembre se iba de casa antes que ningún otro hubiera abierto los ojos y regresaba un par de horas más tarde como si nada hubiera sucedido. Los primeros años sus compañeros eran presa de la curiosidad y más allá de las preguntas ignoradas, trataban de seguir sus pasos. Con el tiempo dejaron de buscarle una explicación atribuyéndole una importante carga personal a la que todavía no tenían acceso.

Heridas, cicatrices y felicidades perdidas formaban parte de una vida nostálgica que era vivida con plenitud por encima de todas las batallas del destino.

Todos sabían que en aquellos días sus ojos se convertían en regueros de agua, pero también que reía de la forma más auténtica y comprometida que jamás hubiera visto en ella. No era una alegría desesperada, mas bien sincera.

Aquel año su salud estaba resentida, nada fuera de lo común cuando las canas no eran ya sino la totalidad de sus cabellos. Competían con cierta consternación, aunque con orgullo, por ver quién tomaba más pastillas o el que acumulaba más visitas al médico. Pese a que lo propio era dormir menos horas, ella seguía manteniendo su costumbre de no madrugar.

Cuando llegó el 20 de septiembre y aún con las piernas hinchadas y los huesos débiles, se lanzó a la calle con su cachava y su lento caminar. Llevaba todo el mes resfriada y más pálida de lo habitual. La fragilidad de su paso en cambio mejoró con su particular ritual y seguía sacándoles la sonrisa especialmente aquellos días, como siempre había hecho. Hasta el día 30.

La encontraron en la playa. Había sido solo un desmayo y no había de qué preocuparse, decían. Ella bromeaba y se burlaba de los demás anotándose un tanto en su historial clínico.

Apenas comenzó el 1 de Octubre y su rostro angelical quedó congelado.

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