
Sus duchas duraban una media de dos minutos en función de si se lavaba el pelo o no. La cuestión ecológica estaba presente en su vida pero no era solo eso. Odiaba cómo las películas se recreaban en ese instante de liberación emocional que se suponía sucedía con el agua resbalando por el cuerpo. El ahogo del agua en el agua. Aún le molestaba más lo superfluo de los literatos que adornaban aquel momento queriendo hacerlo sentimental cuando tan solo querían decir que el personaje estaba jodido. No le encontraba sentido a eso de la purificación del alma, la metáfora era eso, banal comparación que no iba a llevarse sus problemas.
No cronometraba la duración. Ni siquiera se había propuesto aquello como una rutina, pero según abría el grifo la velocidad de sus movimientos tomaba el control. Siempre acababa con los ojos rojos por culpa del jabón. Puede que fueran las prisas... Puede...
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