Por el ruido de sus pisadas pareciera ser un monstruo de dimensiones indescriptibles. Su habitación temblaba como si la avisara del fin del mundo. A veces tenía la necesidad imperiosa de esconderse en el armario con los auriculares puestos y dejar que las horas pasaran. Pero aquello era absurdo, no había ningún gigante viviendo en su casa ni sabía lo que era una terremoto. Abría la puerta y le gritaba a su compañero de piso que no hacía falta que les avisara cada vez que salía de su cuarto, que no tenían intención de ir a robarle.
Hay un instante en que el corazón se acelera y el estómago se llena de mariposas. Es amor... pero no como piensas. Escribir, leer,... vivir la cultura y no ser capaz de abandonarla. Me encantan las matemáticas pero amo el arte. Me gusta el cine pero amo el teatro. Sueño despierta porque la realidad en ocasiones me aburre. Me llamo Sara y quiero sentir.
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