jueves, 21 de enero de 2021

Nuestra cuarentena previa al coronavirus

Como decía hace unos meses, a mediados de enero la caldera de nuestra casa había sido supuestamente reparada (y digo supuestamente porque todavía daba problemas, pero al menos la calefacción y el agua caliente funcionaban de vez en cuando). Y justo después descubrimos chinches en por lo menos cuatro habitaciones, así que tuvimos que vaciarlas para que pudieran fumigar. Por la noche todo parecía en orden y empezamos a desempaquetar… dos días más tarde, nuevas chinches volvieron a saludar.

Era miércoles y nuestra organización nos pidió no ir a nuestros puestos para evitar expandir las chinches (suena como una cuarentena y de alguna manera lo fue)… Nuestra casa iba a ser fumigada de nuevo con un producto más fuerte y nos iban a trasladar a otra casa por unos días. Preparamos una maleta pequeña y, como no podíamos llevarnos la comida, decidimos pasar la tarde comiendo juntos, nos lo iban a tirar todo de cualquier forma.

Y la aventura comenzó…

El jueves tuvimos que poner en bolsas de basura una muda completa. Fuimos a una lavandería para eliminar posibles chinches. Afortunadamente nuestra organización se ocupó de todo. Nos invitaron a desayunar y recuperamos esa ropa. Nos llevaron al edificio principal de la organización a darnos una ducha y ponernos la ropa limpia. Nos limpiaron los zapatos a mano pero seguían mojados. Los abrigos también se los llevaron.

Una casa típica de Studland

De camino a nuestro alojamiento temporal, hicimos una parada junto a la que había sido nuestra casa por cuatro meses y medio. Los fumigadores ya habían entrado. No nos iban a dar nuestras maletas pequeñas. Dijeron que había tantas chinches que no querían que volviéramos a vivir allí… Jueves por la mañana y solo teníamos la ropa que llevábamos puesta y una confianza (ciega) en las personas que nos rodeaban.

Subieron la música en el mini bus… condujeron menos de una hora. Nuestra “nueva” casa estaba en Studland, un pequeño pueblo rodeado de bosque junto al mar, el mismo lugar en que hicimos nuestra inducción al iniciar el voluntariado. Siendo honesta, era un lugar increíblemente tranquilo en el que íbamos a pasar casi una semana. Nos habían comprado comida también, sólo nos quedaba esperar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario