domingo, 19 de diciembre de 2021

Ruido

Está aquí. Otra vez. El frío se ha adherido a tus huesos y tratas de ocultar las sacudidas en tus manos. Sabes que no es un abrigo lo que te hace falta. O sí, pero no uno de tela. Sabes que se ha sentado. Cerca. Muy cerca. Con su mirada negra sobre tu cuello. Con su aliento afilado acariciándote todavía la piel.

Está aquí. Otra vez. Lo intuyes pero ya no reconoces su forma. No tiene nombre. Se lo preguntas... preguntas al aire. No hay respuesta. Es una sombra que campa a sus anchas por tu habitación. Vuelves a formular las mismas palabras y te das cuenta de que es inútil. No se escuchan tus gritos, acaba de cercenar tu voz. Te has despistado un solo segundo y ni siquiera intuyes por dónde mana la lava. Tú sí le oyes. Es un susurro. Muy débil. No le hace falta más para que tus rodillas cedan.

Está aquí. Otra vez. Tirando de tu pelo a intérvalos caprichosos. Agarrándose a tus tobillos para que ni te plantees caminar. Tejiendo una enrredadera sobre una almohada que ya sientes de espinas. Cubriendo las ventanas con estaño para que no seduzcas a la luna. Pujando por tu caída. Buscando en tus verbos la mínima señal de debilidad. Acechando. Constantemente. A cada instante. En perpetua compañía. Acompasándose a tu latido. Esas pulsaciones que te martillean en el silencio.

Está aquí. Otra vez. Se apoya en tu frente y te anima a seguir su juego. Da igual que todo haya caducado. Es uno contra uno. La misma ventaja, la misma inferioridad. La misma dependencia, la misma vacuidad. La misma fortaleza, la misma fragilidad.

Está aquí. Otra vez. Y también estás tú. Tú más allá de tu veneno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario