martes, 29 de marzo de 2022

Conversaciones de sauna - dia 1

Doce de la mañana. Minuto arriba, minuto abajo.

Señora A, llamémosla, por ejemplo, Concha. Sin rastro de mascarilla. Gorro y gafas sobre la cabeza. Rubia con algún mechón blanco. Ya tiene cita para la peluquería, por supuesto. Nada a braza ocupando toda la calle y ojo con intentar adelantarla porque te ahoga con la mirada. Dos perlas blancas en las orejas.

Señora B, llamémosla, por ejemplo, Mercedes. Mascarilla en la muñeca. Gorro que deja entrever su pelo azúl completamente seco. Azul eléctrico. Nada a perro y sonríe con amabilidad al ser adelantada. Botella de agua de litro y medio. Ahora de 750ml. Milímetro arriba, milímetro abajo.

Señora A y B entran en la sauna y se dejan la puerta abierta. Señora C (ésta la dejamos para otro día que también tiene su episodio particular) las mira con desprecio y sale. Cierra la puerta. Obviamente.

Concha y Mercedes se sientan en una esquina. Abajo. Sin toalla. ¿Para qué? No saludan. Tampoco callan.

-Escuchimizao' que está el Sebastián - comenta Concha muy indignada.

-Pero es guapillo de cara.

-Mira, ayer le puse lentejas - sigue ella ignorando a Mercedes -, las escarbó, se comió tres cucharaditas y me dijo que ya había acabao', que le había puesto mucho y estaba lleno, ¿te lo puedes creer?

-Los mios ej' que se comen media barra de pan antes de sentarse y luego... pues claro.

-No, no, éste, ni eso. Y saltó la hermana: "pues con mamá no se levanta de la mesa hasta que se lo acaba todo. TO-DO. Como si tienen que dar las cuatro". Sí, niña, cómo que voy a estar yo ahí hasta las cuatro, que tengo muchas más cosas que hacer.

-Claro, entre que friegas y tal, ya empieza la novela - señala Mercedes.

-Total, que ya le digo: "qué vas a estar lleno, si ni siquiera te has comido un chorizo, unas lonchas de panceta y media morcilla". Es lo que se meten sus primos entre pecho y espalda después de haber repetido un buen plato de lentejas. Y él, que no, y que no y que no, que estaba lleno. Media hora que estuvimos discutiendo. Y por que no estaba el Jose (entiéndase el abuelo de las criaturillas, valorable la opción de que solo fuese el amante de la señora A), ese tiene menos paciencia.

-Antes los niños comían mejor - intenta meter baza la señora B.

-¡Y no te lo pierdas! Que a eso de las cinco y media le veo que va a la cocina y me vuelve con un paquete de galletas de chocolate, que es que parece que le ha entrado un poco de hambre. Y yo, "pues claro, hijito, cómete todas las que quieras porque no me vas a aguantar hasta la cena con las seis lentejas que te has comido... Bueno, ¿qué? ¿nos vamos ya, no?

Mercedes palpa su botella. Aún no está hirviendo pero fresquita, lo que se dice fresquita, tampoco es que esté.

Concha se levanta sin esperar ninguna respuesta. Mercedes va tras ella. Cierra la puerta de la sauna.

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