Eras tú. Había tenido dudas pero ahora ya estaba claro: tiraste al suelo el marco con la foto del abuelo, el cristal se rompió y sacaste la imagen.
Cuando se lo conté a mamá por teléfono, enseguida saltó con que seguro que había sido Blanquita. Sí, claro, ahora resulta que tiene pulgares oponibles, no te digo. ¿Y qué más?
A mamá no le gusta Blanquita porque lo llena todo de pelos. Creo que a ti te encantaría. Es muy cariñosa. De hecho le puse ese nombre por... ¿Te acuerdas de aquel día en las eras que jugamos con Tomas y Ernesto?...
Echo de menos aquellos días...
La tía Pili dijo que ni de coña, que Blanquita era un trozo de pan y seguro que no se había movido de la cocina. Es verdad, apenas sale de allí; se sube a la silla… que utilizaba el abuelo. Bueno, espera, que esto no sé lo sabes: ahora mamá y la tía se llevan superbién, vamos, que se ven casi a diario. Justo aquel día habían estado juntas en el gimnasio. Es todo una cosa extrañísima que tampoco sabría muy bien cómo explicarte. Total, que la tía saltó con que debía haber sido por una corriente de aire, que al encender la chimenea, según ella, es normal.
En el fondo sé que las dos tenían el mismo culpable que yo. Pero no se atrevieron a decirlo en voz alta.
¿Sabes? Me venía dando cuenta de un tiempo a esta parte, que al poquito de entrar en la casa, escuchaba como pasos en la planta de arriba. Retirándose. Como si supieran que iba a estar solo el fin de semana y luego pudieran volver a tener la casa libre.
A ver, yo diría que no creo en los fantasmas. No en los fantasmas como tú. Y en realidad me replanteo si realmente creo o solo acepto que tú transformes temporalmente mi pensamiento.
En los monstruos de la noche sí que sigo creyendo. Que sí, que soy mayorcita, pero desde que te fuiste, tengo pesadillas casi todos los días. Por eso también pensé que sería buena idea venirme aquí, que respirando aire puro y viviendo menos estresada, podría descansar mejor.
El caso es que en esta ocasión, escuché los pasos dando vueltas por la habitación. No se iban. Era un caminar pensativo. Supongo que sabías que no venía para pasar unos días sino una larga temporada. Indefinida más bien. No, no lo supongo. Sé que seguimos conectadas aunque ya no estés aquí. Bueno, aquí, sí, claramente estás, pero…Te echo mucho de menos.
Sé que fuiste tú quien se llevó la fotografía del abuelo. Entiendo tu enfado y tu dolor pero no hacía falta. Quiero decir, no vas a conseguir nada con eso. No vas a volver. Y él no tuvo la culpa. Solo fue un accidente, un fatal accidente.
Ojalá pudiera verte. Y abrazarte de nuevo. Como en tu último día.
Continúa con Mi hermana viva