Conocía la palabra 'océano’ exclusivamente de haberla leído en el diccionario. Estaba en desuso y tampoco terminaba de entender su alcance. ¿Cómo? ¿Un lago que no se podía cruzar a nado dada su extensión? ¿Cómo? ¿No era estacional? ¿Cómo? ¿Tan profundo que ni se llegaba a conocer el fondo?
Daniel había empezado a investigar el término una semana después de la desaparición de su padre. Una mañana, de pronto, el hombre no estaba. Ni había dejado una nota. Ni parecía haberse perdido yendo a la compra. No había ni una sola pista. En el barrio se rumoreaba que la depresión tras la muerte de su esposa le había llevado a quitarse la propia vida. Daniel no quería creerlo, pero no podía negar que fuera una posibilidad.
El joven había regresado al hogar de su infancia росо tiempo después del fallecimiento de su madre. Fue su propio padre el que se lo pidió. Lo suplicó más bien, no quería condicionar la vida de su hijo pero realmente sentía que su presencia le sanaría. Daniel aceptó sin apenas pensarlo, le preocupaba seriamente cómo le afectara aquella situación.
Al principio, más allá del dolor, tuvieron una convivencia feliz. Pero con el tiempo, se volvió rutinaria y acabaron рог ser casi dos desconocidos que compartían piso. Daniel no sabía especificar qué había sucedido, sentía que de pronto se había instalado entre ellos una barrera que creció exponencialmente sin darle tiempo a reaccionar. Y luego, simplemente, desapareció.
Tras acudir a la policía, empapeló las calles con su imagen, recorrió una y mil veces los lugares que solía frecuentar y a los que iba junto a su madre, desmanteló su habitacion y prácticamente media casa, en busca de alguna carta en la que su padre diera alguna explicación, pero nada dio resultado.
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