Hacer teatro nunca es sencillo, y desde luego que meterse en un monólogo es siempre un riesgo aún mayor, algo menos si se trata de un comediante de renombre (para qué arriesgar en busca de nuevos artistas), pero cuando es dramático, el vértigo es incalculable, y sin embargo, reconozco que “Mujer no reeducable” es una propuesta que sale triunfante.
La obra sigue a Anna Politkóvskaya, una periodista rusa desde la segunda guerra de Chechenia hasta su asesinato; desde luego que un tema nada sencillo y no apto para todos los estómagos. El texto tiene escenas superpotentes en su relato, desde situaciones "cotidianas" como los problemas logísticos a los que se enfrenta trabajando en un territorio en guerra, a conversaciones con altos cargos que no están de acuerdo con su trabajo (o más bien con el tono de sus artículos). Son situaciones muy duras para una actriz con una voz muy dulce que acomoda exitosamente a las de otros personajes.
De apenas una horita de duración y con buen ritmo, entiendo el frenetismo y la sensación propia de la guerra de un evento tras otro sin apenas tiempo para respirar, para asimilar, pero el espectador necesita poder asumir qué está viendo, por lo que algún silencio en puntos estratégicos reforzarían aún más lo que se quiere mostrar, aprovechándolo, por ejemplo, para generar esa soledad de la que se habla en varias ocasiones.
A nivel iluminación, resulta interesante el juego de frontales fríos con contras morados frente a los tonos completamente azules o rojos que he podido ver otras propuestas en esta misma línea dramática. Algún momento de penumbra sí que me faltó.
Programada en la sala pequeña del Teatro Lara, seguirá todos los miércoles hasta el 26 de Febrero.
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