
Manolín era un santo, estaba dispuesto a cumplir hasta con el más mínimo detalle, todo por su querida vecina Clotilda. Para no dejar evidencias del magnífico plan, el hombre se lo había estudiado a conciencia y había hecho un par de exámenes para estar seguro del aprendizaje y así poder deshacerse de las pruebas.
Así que dada la perfección del procedimiento, la mujer se fue de vacaciones con absoluta calma e incluso decidió prolongar dos semanas sus días de descanso ante el parte positivo de Manolín que recibía cada noche vía Whatsapp.
Antes de regresar decidió comprarle al hombre un par de botellas del champán más caro como regalo por todo su gran trabajo. Se las entregó en el portal porque salía de camino al hospital, que su tía se había puesto mala. ¡Si es que el hombre era tan atento!
¡Ay, el hombre!... Jamás volvió a irse de vacaciones. De su casa sólo quedaban las paredes. Manolín no iba al hospital, se había mudado y ni siquiera se llamaba Manolín.
Antes de regresar decidió comprarle al hombre un par de botellas del champán más caro como regalo por todo su gran trabajo. Se las entregó en el portal porque salía de camino al hospital, que su tía se había puesto mala. ¡Si es que el hombre era tan atento!
¡Ay, el hombre!... Jamás volvió a irse de vacaciones. De su casa sólo quedaban las paredes. Manolín no iba al hospital, se había mudado y ni siquiera se llamaba Manolín.
Jajajajaja 👍👍👍
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