sábado, 30 de abril de 2022

La gente buena existe

Así de simple.

Vas deprisa y corriendo a todos lados y de pronto... te miran a los ojos. Hay gente amable que te dedica tiempo sin pedir nada a cambio.

Últimamente tengo la fortuna de escuchar muchas veces la palabra gracias, sobre todo los fines de semana. Y me sorprende porque no esperaba que llegara a mis oídos con tanta frecuencia e intensidad en España. Hasta no hace tanto la sentía más como un compromiso, un complemento al final de la frase, vacío, sin sustancia. En Inglaterra, en cambio, era algo sincero; serán unos descerebrados pero no les faltaba el agradecimiento.

Obviamente no se trata de esperar un reconocimiento de gratitud, es un gesto de amabilidad que apenas gasta un poco de saliva y la energía para mover unos cuantos músculos.

Me gusta mucho verme en las fotos de Inglaterra. Allí sonreía de verdad. Era sincero. Era feliz. Y lo era porque vivía rodeada de gente buena. Creo que si ahora me hicieran una foto, también me gustaría.

miércoles, 27 de abril de 2022

Criaturas mágicas

Él creía en los unicornios a pesar de que ya peinaba canas.

Había crecido obligado a chutar el balón en el parque y a vestir con corbata mucho antes de saber atarse los cordones. Los domingos eran día de misa y comida familiar; las vacaciones de verano, compartir habitación con los primos y pelear por quedarse en casa leyendo en lugar de estar en la calle jugando a las canicas. Un chico raro, la oveja negra de la familia de no haber sido porque su tía Pura se dedicaba a recorrer sola el mundo.

Fantaseaba con ver a aquella criatura blanca en el jardín y llevarse el secreto a la tumba.

Independizarse sin un anillo de compromiso en el dedo, ni tan siquiera una amiguita especial a la que invitar a las celebraciones familiares, fue la verguenza de sus padres los primeros tres años. Luego ya dejó de ser bien recibido en las comidas de los domingos. Un tiempo después se retiraron la palabra y la tía Pura pasó a ser algo así como su hada madrina.

Estaba convencido de que la existencia de los unicornios era negada a los adultos de la misma forma que a los niños se les hablaba de los Reyes Magos. Estaba convencido de ello como de ser feliz siendo quien era.

lunes, 18 de abril de 2022

Las voces de tu cuerpo

Algo así como intuir una presencia. Porque no se ve. Es. Algo menos que una percepción y algo más que una corazonada. Los demás te miran con cara de pensar que te estás volviendo loco. Pero te da igual. Porque sabes que está cerca.

Tu piel no te engaña. Los pelos en tu brazo se han erizado. Sigues sin ver nada. Pero ahora ya es una certeza. Tus ojos apenas pueden posarse unos segundos sobre ningún objeto. Sospechas de todos. Desconfias de todos. Porque sabes que está cerca.

Tus piernas te sostienen aunque no sabes cómo. Te gustaría creer en los fantasmas. Incluso aunque su voz sonara de ultratumba. Sigues sin ver nada pero te sientes rodeado. Casi puedes percibir la hoja fría de una navaja sobre tu cuello. No te permites dudar. Porque sabes que está cerca.

Buscas una mancha en las sombras, una figura conocida a la que poder culpar. Tus dedos intentan acusar pero tus puños se cierran hasta que las uñas alcanzan el torrente sanguíneo. Sigues sin ver nada. Pero ahora sabes que tus ojos están abiertos y no van a ser capaces de reconocerlo. Como otras veces. Aunque no haya cambiado nada. Y no tienes miedo. Has dejado de temblar. Quieres ser valiente y sabes que lo conseguiras. Como otras veces. Porque sabes que está cerca.

Las horas

Se van. Se volatilizan y dejan huella. Honda. Se enredan en cualquier excusa y no regresan. Y mientras todo pasa y nada cambia. Se envuelven en un paño de nostalgia. Porque es lo que les corresponde. Por su edad, por su consistencia, por su estatura. Porque da igual. Es lo que tienen que hacer. Se agitan y permanecen perennes. Se diluyen y ruegan por la sequía. Abrazan los tiempos fugaces y se asalvajan en las tardes largas. Duermen la siesta y codician los instantes dorados. Se lamentan y no se reconocen frente al espejo. No intentan cambiarlo. Apenas buscan aliados pero construyen una densa red en la que sostenerse. Se revuelcan en el barro y nadan en mar abierto. Luchan sin peleas. Informan a la luna de los tejemanejes del sol. Se inventan sus propios monstruos y se adueñan de sus ideas de dominar el mundo. Se presentan como amantes del equinocio y pareja del solsticio. Se van. No vuelven.

domingo, 17 de abril de 2022

Monotonía

Se instala bien dentro. En algún lugar entre las neuronas y los jugos gástricos. A veces se dice que ocurre en el corazón. Eso en realidad es una metáfora como centro neurálgico del impulso sanguíneo que es dicho músculo. Reacciones químicas e impulsos nerviosos. Al final una traducción abstracta, a veces errónea, de lo que llega al plano del alma.

Arranca en momentos indeterminados. Inequívocos también. Quizá al peinarte el flequillo. O tachando de la lista de la compra las verduras que acabas de meter en la cesta. A lo mejor en la oscuridad del cine, en medio de una película que te hacía cierta ilusión ver y en una escena relevante cinematográficamente perfecta de la que, de pronto, te pierdes. O en la abarrotada estación de metro mientras decides si colocarte junto a la mujer que suda hasta por las pestañas o a los señores que se van vociferando su historial médico.

Encuentra un rincón al que agarrarse y luego parece que ya no está, que puede ser una costra a punto de cicatrizar. Y vas tú y por unos minutos te lo crees. O te piensas que no puedes seguir vagabundeando por los restantes metros cuadrados de tu gigantesca habitación.

jueves, 7 de abril de 2022

Interrogatorio

¿Cuántos sinónimos están permitidos? Porque existen los diccionarios pero quedan pendientes otras formas de creatividad o sumisión. ¿Quién determina que sí y que no es tolerable? Porque mucho se habla de la conciencia social y de la individual. O de las definiciones y sus limites. ¿Cuántas palabras pueden ser dichas? Porque también se dicen con las miradas. O con las no escritas. ¿Cuántas vueltas son necesarias para su consolidación si una pelota siempre seguirá rodando cerca de un niño con ganas de jugar? Porque no es una cuestión de vida o muerte pero igualmente un impulso irresistible.

¿Cuántas preguntas pueden no ser escuchadas aunque obtengan una respuesta? Porque aquí todos hablan de las heridas y mientras están cubriendo los cuerpos inertes. ¿Cuántas veces hay que encontrarse para poder seguir perdiéndose? Porque hay sombras que son alargadas y destellos que borran la piel. O sonetos que pierden su forma.

¿Cuántas palabras pueden escribirse sin que el discurso vuelva a quedarse vacío? Porque, al final, tropezar con la misma piedra también la desgasta, por muy afilada que se presentara inicialmente. O lo brillante que pareciera esa idea. ¿Qué validez tiene la repetición si se repite repetidamente? Porque tiene que entenderse que está enmarcada entre el ritmo y el aburrimiento.

¿Cuántos ornamentos son parte de la decoración o la materia prima de una estructura meticulosamente elaborada? Porque hay formas que parecen no indicar nada y en un instante no previsto (o intuitivamente enclaustrado) se convierten en testigos, armas, motivos para el drama más absoluto o excusas para el regocijo de la más absoluta felicidad. ¿Cuántos sentimientos pueden caber en unas frases si no hay constancia de la parte afectiva de la humanidad? Porque los folios retienen y el alma respira, pero el cuaderno se acaba y los alvéolos se cierran.

¿Dónde pueden guarecerse las historias que tienen voz pero no voto? Porque pueden esperar pacientemente su turno pero acabar perdiéndose en la alambrada. ¿Cuántos borradores tienen que acabar en la papelera? Porque algunos son el esquema de una próspera relación. ¿Cuánto entrega el alma o es es el cuerpo el que encuentra la forma de sanarse? Porque en el momento en que nace se crea un lazo. ¿Cuánto y cuándo? Porque hay medidas que se abstraen de la concepción del tiempo.

martes, 5 de abril de 2022

EXCLUSIVA!!!!!

Parece que ya no importa, que la convención que hace del lunes el primer día de la semana laboral para muchos, o que el sábado sea jornada de descanso, ha volado por los aires y no hay fórmula mágica que lo reestablezca. O que las horas hayan adquerido una licencia para alterar su duración sin que se produzca ninguna alteración.

Parece que el sentido natural de los acontecimientos ha sido recortado a machazos y recompuesto con una cinta adhesiva que ya no cumple su función. O que las voces de la violencia se han establecido en el ADN sin posibilidad ya de alteración genética. Y a nadie le importa.

Parece que respirar sea un privilegio y tener las manos atadas, lo mismo que llevarse un trozo de pan a la boca. O que el aguacero que más tarde denominarán el Gran Diluvio Universal en los países también autodenominados como potencias, sea entendido, reído y burlado por esos otros a los que etiquetan de subdesarrollados, como las lágrimas de cocodrilo en el niño que quiere más dulces y no lo consigue.

Parece que el asco haya sido cosido al estómago y las arcadas difuminadas en el cuerpo ante la continuidad de las convulsiones. O que reconocer los errores sea algo diferente a darse cuenta del fracaso y tomar nuevas medidas que permitan encauzar una situación desesperada, diferente, por supuesto también, a ser consciente del daño provocado.

Es como si las marcas que determinan una semejanza, se hubieran puesto en huelga en beneficio del líder al que pretendían derrocar. O si al llegar la noche, las estrellas decidieran no aparecer, y el día postergara eternamente su hora de llegada hasta que el silencio y el vacío también hubieran engullido el alba.