Para hablar de energía, hay que hablar de latidos, de miradas que se cruzan en un compás arrítmico y de descargas eléctricas con electrones que no recuerdan cuál era su órbita original.
Para cargar una batería no hacen falta cables. Ni una toma de corriente en la pared recien pintada. Basta con una fuente de energía. Que permita la desconexión y fortifique la muralla. O saber apagar a tiempo el dispositivo antes de que el chip se incendie.
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