Parecía tener el supermercado en su habitación. En cuatro meses de convivencia jamás salió a comprar y cada día bajaba con alimentos. El caso es que tenía la puerta abierta y no se veía ningún bulto de más. Tampoco recibía ningún envío, de manera que la justificación ya solo pasaba por que hiciera aparecer la comida por arte de magia, que chasqueara los dedos y ante sus ojos se presentara cuanto deseaba. ¡Qué jeta!, sin pagar ni mover el culo; claro, que lo mismo resultaba un esfuerzo mental muy importante para lo que no todos estaban preparados... un momento, igualmente seguía siendo inmoral y no parecía ir con su estilo de vida. ¿Y si se teletransportara? Tendría que pagar pero no querría que nadie la viera utilizando sus poderes, porque claro, ya la tenemos por una persona rarita y sería añadirle más leña al fuego. Espera, ¿magia en pleno siglo XXI? Se le estaba yendo la chaveta con tanta Play.
¡Oh, ya está! Un amante. Venía por la noches cuando todos dormían, trepaba hasta el primer piso y le hacía la entrega de la compra como si del más preciado regalo se tratara. ¡Misterio resuelto, a seguir con la Play!
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