Afilado. Poroso. Ingenuo. Esa mirada que actúa como sentencia. Las noches vacías cuando las estrellas fugaces cruzan el cielo. Y no buscan dónde posarse. Palomas mensajeras sin tratado de paz. Vidas ajenas. Caminos cercenados. Algunas madrugadas que quedaron pendientes. La aurora que ya no precede al amanecer. Pedazo de pan sin boca que alimentar. Esperas. Una tras otra. Segundos que ya no cuentan las horas. Luna de abril en busca de su octubre.
Hay un instante en que el corazón se acelera y el estómago se llena de mariposas. Es amor... pero no como piensas. Escribir, leer,... vivir la cultura y no ser capaz de abandonarla. Me encantan las matemáticas pero amo el arte. Me gusta el cine pero amo el teatro. Sueño despierta porque la realidad en ocasiones me aburre. Me llamo Sara y quiero sentir.
lunes, 16 de mayo de 2022
Materia combustible
Una punzada. Aguda. Repentina. Pasajera. Luego constante. Como la lluvia. Pero sin llegar a los ojos. En el pecho. O en las entrañas. Profunda. Enraizada. Una corona de espinas. Y la flor del cerezo. Un mito de la Antigua Grecia. Y una leyenda en las calles de la capital. Aquellos días. El polen flotando en la primavera. Un gesto inocente. Un pensamiento ajeno. Las voces de una tarde fría.
Amargo. Ácido. Insípido. Látigo y punzal que han de ser escondidos. Caudal que se desborda para ser torrente salvaje. Naturaleza descarnada. Hoguera de verano. Piel desnuda. Luces titilantes de una casa desvencijada. La arena deslizándose entre los dedos. Y un recuerdo difuso. Motor que ya no sabe rugir. Curiosidad perdida.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario