miércoles, 4 de mayo de 2022

Falsedades y otras ocurrencias

Creo que la semana pasada te mentí. Me parece que sí pero no lo tengo claro. Quizá sólo me mentí a mí misma. Porque era más fácil y, de cualquier forma, no quería hablar. De eso sí estoy segura y no me arrepiento. Puede que fuera una verdad a medias, los fragmentos de un mañana aletargada. O demasiados días sin dejar la mente en blanco.

Tengo la certeza de que te he mentido otras veces. Y que me he mentido otras muchas más. Me gustaría que no necesitaré más esa fórmula, que podrá sublevarse la cobardía.

Es solo que los Reyes Magos regresan cada seis de Enero. Un año tras otro. Cuando celebras tu cuarto cumpleaños y al alcanzar los cincuenta y nueve. Pero son otros Reyes Magos. Como son otras las mentiras.

Sé que un árbol tiene raíces, tronco y flores, aunque las primeras no se vean y las últimas en ocasiones aparezcan nada más que en primavera.

Jugar con las metáforas es divertido, pero el lobo con piel de cordero sigue siendo lobo.

Y puede ser también un barco, que debería regresar a puerto. Solo que a veces lo hunde la tormenta. Permanece en el fondo del mar y se transforma en cobijo para peces payaso y sirenas encubiertas. ¿Lo ves? Otra vez la magia y las comparaciones como excusa. No, la magia no.

Por eso creo que la semana pasada te mentí. Porque creer es algo que no se ha demostrado. Claro, que mentir es hacer creer que sí se ha demostrado.

Entonces mejor dejar que los sueños nos pillen creyendo estar dormidos.

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