Miró de soslayo, casi queriendo ahorrarse esa visión y a la vez incapaz de no prestar atención. Permanecía recostado sobre una capa de hojas secas en medio de un claro del bosque. Su frente perlada por el sudor contrastaba con el intenso frío que llevaba horas instalándose entre los árboles, mientras que en sus manos se mezclaban el barro y la sangre. Al principio intentó escapar. Era inútil. Ni siquiera intentaron frenarle. Apenas consiguió arrastrarse un par de metros.
Hay un instante en que el corazón se acelera y el estómago se llena de mariposas. Es amor... pero no como piensas. Escribir, leer,... vivir la cultura y no ser capaz de abandonarla. Me encantan las matemáticas pero amo el arte. Me gusta el cine pero amo el teatro. Sueño despierta porque la realidad en ocasiones me aburre. Me llamo Sara y quiero sentir.
sábado, 28 de mayo de 2022
En un claro del bosque
Bien podría haber jurado que en su delirio por las graves heridas, sus ojos le querían hacer ver lo que no era. Sin embargo, era tan cierto como que seguía vivo, que una docena de hombrecillos de escaso metro que levitaban y lanzaban rayos de entre sus dedos, acababan de liberarle de un centenar de guerreros que le llevaban prisionero. Ahora que, viendo cómo aquellos seres se deshacían a sangre fría de sus captores, no tenía tan claro que su destino hubiera mejorado.
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