miércoles, 15 de mayo de 2024

Anoche soñé contigo - 2/2

Regresa a la primera parte.

En ese momento me despierto. Muy sobresaltada y sudando. Me duele el pecho y supongo que hay una explicación química para ello, pero yo lo siento como el peso de tu traición. Porque a lo mejor incluso me has salvado. A lo mejor has acabado con mis perseguidores. No lo sé. Solo puedo retener la imagen en que me coges del pelo y me arrastras por el pasillo para lanzarme escaleras abajo. Tengo miedo.

Siento los músculos tan agarrotados que no me puedo mover. Permanezco tumbada sobre la cama. Con la garganta seca y la mirada perdida. Lo cierto es que ahora ya he aprendido a acortar los tiempos de recuperación: me concentro en controlar la respiración y escuchar cómo van disminuyendo mis latidos. Cuando me siento más relajada, me incorporo y compruebo la hora en el móvil. Siempre hay un mensaje tuyo. Quiero decir, cualquier otra noche, no, pero cuando tengo esta pesadilla, coincide que me has mandado algún mensaje. Y que acaban de llegar.

Mi agitación vuelve a crecer. Leo los mensajes una y otra vez. Son respuestas a algo que te he preguntado yo misma. Temas que han quedado pendientes en el trabajo. Eres un poco raro contestando mensajes de trabajo a altas horas de la madrugada. Nunca te he preguntado por ello. He preferido no hacerlo. Tus respuestas son totalmente inocentes y yo no puedo dejar de relearlas en busca de una pista que los conecte con la traición de mi pesadilla. Para esos momentos sí que no he conseguido desarrollar aún un método de relajación. No soy capaz de volver a dormirme. Ni siquiera a veces que el cuerpo deje de temblar hasta que han pasado un par de horas.

Y llega la hora de ir a trabajar y me esfuerzo por eliminar las imágenes que se han quedado pegadas a mi retina. Entro a la oficina y son días en los que estás especialmente chistoso, lo que me preocupa aún más, y no puedo ocultarlo. Te acercas a mí y me preguntas si está todo bien. Ahora ya no te respondo. Hemos generado un código cómplice en el que sabes que no te lo voy a contar. Antes te decía que simplemente no había dormido bien. Y me mirabas a los ojos en silencio y asentías comprensivo. Pero yo era muy consciente de que sabías que había algo más, y que te tenía que mentir. Y mira que lo odio. Pero te agradezco enormemente que no insitieras. Ni una sola vez. En otras circunstancias, hubiera necesitado ese doble chequeo. Con esto no. Y menos viniendo de ti. Porque desde luego que prefiero pensar que todo está en mi pesadilla y no se trata de alguna conexión extraña entre tu y yo. Una conexión de alguna otra vida, o de algún otro universo.

Soy consciente de que todo es un sueño. Te juro que lo sé, pero mi mente insiste en que hay algo mas y que es solo cuestión de tiempo que me traiciones. Ha habido temporadas en las que he podido controlar mejor el miedo, empecé incluso a ir a terapia. Pero seguían volviendo las pesadillas. La pesadilla.

Desde que has dejado la empresa y no te puedo controlar como antes, he vuelto a perder los nervios. Y ya no puedo más. No lo soporto. Por eso te lo pregunto de nuevo: ¿tienes intención de traicionarme? ¿Lo has hecho ya?. No se te ocurra gritar, lo estás haciendo muy bien, solo mueve la cabeza: ¿sí o no?... Está bien, tranquilo. Comprendo que en esta situación la única respuesta posible es que no. Pero entiende tú también, que no puedo darlo por cierto.

Yo siento mucho tener que haber llegado hasta aquí, pero es la única salida posible. Te juro que las he buscado... Estoy desesperada. Te prometo que voy a ser rápida, he estado prácticando. Un corte profundo y ya estaría. Apenas lo notarás. Lo siento, de veras, pero no he encontrado otra solución. Lo siento. Necesito dejar de tener pesadillas y empezar a vivir sin miedo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario