Hay un instante en que el corazón se acelera y el estómago se llena de mariposas. Es amor... pero no como piensas. Escribir, leer,... vivir la cultura y no ser capaz de abandonarla. Me encantan las matemáticas pero amo el arte. Me gusta el cine pero amo el teatro. Sueño despierta porque la realidad en ocasiones me aburre. Me llamo Sara y quiero sentir.
lunes, 26 de diciembre de 2022
Aullido
viernes, 16 de diciembre de 2022
Querer o intentar lograrlo
Quiero que te enfades conmigo. Quiero que dejes pasar tres días sin contestar mi último mensaje; y al cuarto, mandes seis breves audios, en tu tono divertido pero que dejen muy claro tu descontento, que reconozcas que no te lo esperabas y que no sabes cómo actuar, que querrías hablarlo con calma pero que quizá sea mejor no decir nada más.
Quiero que me dejes en paz. Quiero que dejes de aparecerte
en mis noches y cada vez que huelo tu perfume por la calle. Quiero dejarte de
hablar. Quiero quedarme conforme cuando te deje de hablar. Quiero poder dejar
de darle vueltas y simplemente cerrar tu puerta. Quiero enfadarme contigo.
Quiero bloquearte y cuando encuentres otra forma de
contactarme, decir que no sé qué ha pasado, que el móvil últimamente hace cosas
raras y que a mí también me había extrañado tu silencio, que pensé escribirte
un par de veces y que incluso comencé a teclear, pero luego me arrepentí porque
no quería molestarte. Porque no quería sentirme molesta conmigo misma después.
Quiero que me digas que estoy loca y que todo está en mi
cabeza, que estoy pretendiendo que todo sea blanco o negro, que siempre elegimos discutir sobre los límites, que estuviste de acuerdo en dejar las cartas
sobre la mesa, que todo está bien pero que todo ha
cambiado.
Quiero dejar de conocerte. Quiero saber que tú tampoco te
inventas conversaciones conmigo sabiendo que jamás las vamos a tener. Que no te
reconcomes con aquel diálogo de besugos en que queríamos dejar de hacernos daño y no lo conseguimos. Quiero sentir tu rechazo. Quiero no darte pena.
Quiero sacudirme la primavera y aprovecharme del invierno. Quiero gritarte que te odio. Con todas mis fuerzas. Aunque se hayan esfumado todas mis energías. Quiero dejar de martirizarme, dejar de sentir mi propio rechazo, dejarme ser sin más.
Quiero susurrarte que ya no puedo quererte y que
en este mismo instante dejo de hacerlo.
lunes, 12 de diciembre de 2022
Un mundo interior
jueves, 8 de diciembre de 2022
Corrientes eléctricas
Un poco de calma. Una llamita que se tambalea con el viento.
La vela siempre encendida en el rincón siempre olvidado.
Algo de luz. Como cuando la linterna revela la capa de polvo
que se refugia bajo el sofá. Virutas de corcho y vida que crecen sin prisa pero
sin pausa. Como cuando la lámpara que apenas roza los rostros titila en una
discusión familiar. Parpadeo inconstante que responde a unas bombillas que ya
no se fabrican.
Un poco de calma. El pilotito rojo que ubica la televisión
en el mueble abarrotado de libros no leídos. Un destello monótono, incesante,
seguro, incansable sobre la pantalla del móvil.
Algo de luz. Como cuando el microondas no reclama la
atención. Con su chisporroteo y el olor a macarrones recalentados. Como cuando
la chimenea mantiene las brasas hasta que todos se han dormido. Con sus crepitar
y el aroma del bosque.
Un poco de calma. Los rayos del sol sobre las mejillas en un
tarde fría. El resplandor de un mantel blanco en la comida de Navidad.
Algo de luz que ciegue la falta de claridad.
Un poco de calma que engulla la niebla.
lunes, 7 de noviembre de 2022
Berryl - 4. La cafetería
Los días de lluvia Berryl cambia el parque por una cafetería desde la que poder seguir vigilando el templo.
Pide un café con leche al entrar y dos veces al mes se permite un dulce. Sin chocolate. A media mañana llama al camarero para que le lleve un zumo de naranja. Una vez por semana se consiente el antojo de un pincho de tortilla.
Antes de las 13:30h pone rumbo a su
casa. Por las calles más concurridas pero evitando Gran Vía. Deteniéndose en
alguna zapatería. Con su bolsa de tela repleta de periódicos.
viernes, 21 de octubre de 2022
Berryl - 3. El templo de Debód
Se acerca andando hasta el Templo
de Debód. No es un paseo muy largo, agradable si el tiempo acompaña, eterno si
el cielo se pone en su contra. A veces incluso, coge el metro. El autobús no
porque da mucha vuelta y ella tiene cosas más importantes que hacer.
La primera media hora la dedica a
observar a los viandantes. Acaricia a dos de cada tres perros que se le acercan
y le hace una carantoña a la mitad de los niños pequeños que están aprendiendo
a caminar. A los demás los ignora.
Después saca todos los periódicos y
los apoya sobre sus muslos. Los ojea uno a uno y los va devolviendo a la bolsa.
No se salta ni un solo artículo o anuncio. La lectura en profundidad es para la
tarde, cuando se sienta en el sillón frente al ventanal del salón con una
humeante taza de té y una copita de whiskey.
Aunque no levante la vista del
papel, presta atención a las conversaciones de los viandantes, sobre todo de
los extranjeros; sus favoritas: las de jóvenes estudiantes nórdicos.
domingo, 16 de octubre de 2022
Berryl – 2. La librería
Los libros no le interesan. No todos los días. O sea, sí, compra un ejemplar cuatro, cinco veces al año, y para cuando viene la Feria del Libro, es obligatoria su visita al Retiro.
Va a la librería por los
periódicos. Compra un ejemplar de cada edición: El país, Le monde, The New York Times, the Washington Post, The Guardian, Die Zeit y La Stampa. Los guarda
todos en una bolsa de tela y se despide con una sonrisa amable. Apenas habla.
La tendera siempre le hace alguna pregunta. Ella asiente o niega con la cabeza.
Evita establecer conexión visual. Pero siempre sonríe.
lunes, 10 de octubre de 2022
Berryl - 1. Aspecto y vivienda
Pelo completamente blanco, corto, con una estudiada capa de
laca, bien peinado pero no como de haber salido de la peluquería hace diez
minutos. Maquillaje evidente pero sutil.
Traje de falda verde, al estilo de los que lleva la gente de
su edad los domingos a misa. Ella no pisa la iglesia. Ni los domingos ni ningún
otro día. Bodas, bautizos y comuniones tampoco son excepción.
Vive en un cuarto sin ascensor. Manolo, el del tercero, le
compra un poco de fruta los martes y los viernes. Julia, la hija de los del
segundo, se pasa todos los jueves por el mercado y le lleva pescado fresco y
algo de carne. Ernesto, con el que comparte rellano, le presta su ordenador
siempre que lo necesite para que haga un pedido online a su supermercado de
confianza. Y Sofía, la nieta de la señora Agustina, le ayuda a limpiar la casa
cuando no está estudiando.
jueves, 6 de octubre de 2022
Sobre el barro
¿Que más? Si el árbol ya se ha secado y el viento ha partido sus ramas. Si ya no ofrece cobijo a las ardillas y hasta las hormigas lo rehuyen. Si las raices desconocen el abono y la corteza ha perdido el musgo que le señalaba su norte.
¿Qué mas? Si la piel se ha agrietado y las manos ya no saben lo que es el tacto. Si los párpados se han cerrado y en los oídos se acumula la cera. Si las piernas se han entumecido y los pies no recuerdan el juego del equilibrio.¿Por qué mas? Cuando el cielo está despejado pero se han apagado todas las estrellas. Cuando la luna ya no quiere influir en las mareas y los rayos solares conversan con la capa de ozono como si fueran mejores amigos. Cuando llega el silencio que se impone a los truenos.
¿Por qué mas? Cuando las miradas ya no son testigo de encuentros fugaces y las palabras se han vuelto tímidas. Cuando las caricias han olvidado el cariño y los susurros se escuchan como gritos. Cuando no queda amor para despertar la primavera.
¿Cuánto más? Si la mugre ya lo ha cubierto todo y aún queda suciedad bajo las uñas. Si se ha perdido cada centímetro de tierra sobre la que crecía el grano. Si llueve sobre mojado y no queda aire que respirar.
¿Cuánto más? Si el último suspiro condena la vigilia y la llama desconoce ahora el fuego. Si la curvatura de los labios no puede moldearse. Si ha llegado el final y aún queda camino por recorrer.
lunes, 26 de septiembre de 2022
Cine de excesos
Es basicamente una película que contiene muchas historias y luego se queda vacía. Los personajes tienen una buena construcción y se crea una llamativa atmósfera mágica, pero al final es un guion evidente y cuando Alithia pide su deseo, todo lo que había de interesante en los personajes se difumina. Demasiada moralina, efectos especiales e imágenes saturadas que pretende dirigirse a los adultos pero que carece de personalidad (eso que precisamente tienen los cuentos y a lo que se supone que aspira), otro producto comercial más que acaba por pinchar por su exceso de estímulos.
sábado, 24 de septiembre de 2022
Muralla: muro u obra defensiva
Lo he visto. Me he acercado a ti y he podido vislumbrar la muralla. Casi una fortaleza que tú mismo has querido dejar inacabada. O has empezado a destruir desde dentro.
Al principio había arcos de sillería; y un poco más allá,
piedras de la época del muro de Berlín. Me he encontrado con una zona de
ladrillos desgastados por los vaivenes del tiempo, probablemente construcciones
mozárabes. Vallas amarillas de obra se extienden por un par de kilómetros, y
después, apenas unos metros de celosía metálica. Una arbitraria mezcla de
estilos en un orden perfectamente estudiado. Una obra muy tuya.
En el flanco sur creí haberme perdido. Era un lodazal
rodeado de zarzas y grandes pinos, de niebla que iba y venía. Entonces he
encontrado un camino de baldosas amarillas que ha terminado junto a un campo de
amapolas. También una obra muy tuya.
Y lo he rozado. He sentido el latir de tu corazón.
Acompasado. En calma. Como nunca antes noté sobre tu pecho.
Ha estallado. El arte barroco y el art-decó. Las losas del
neolítico y los listones nórdicos. Todo. Ha explotado en mil pedazos. Se han
incrustado en mis pulmones. Han saltado a mis ojos y me han dejado ciega. Se
han clavado en tu diafragma y han regresado tus branquias primigenias.
Estamos aquí. El uno frente al otro incapaces de articular
palabra alguna.
martes, 20 de septiembre de 2022
Entre valles: cine rumano ¿o gallego?
Un bosque eterno de caminos embarrados. Niebla. Personajes ancianos que viven felices (y/o atrapados) entre sus valles pese a todas las limitaciones. Si no fuera porque había leido que era una película rumana (y enseguida se aprecia por el idioma), podría haber pensado que era gallega.
Enmarcada en el drama, por momentos parece que se va ha convertir en una de terror (es lo que tienen los bosques por la noche y la niebla..., para mayor muestra el cartel), y tiene puntos de comedia buenísimos porque el anciano protagonista no se calla (y sí, está enfermo, pero se cuenta desde el cariño y la inocencia).
En conclusión, una pieza reflexiva a la par que ingeniosa sobre la empatía y la bondad. Y me reitero, es una película de Rumanía que podían haber protagonizado gallegos. Por temática, podíamos desplazarla igualmente a toda la cordillera Cantábrica o Pirenaica. No es una realidad tan lejana.
domingo, 18 de septiembre de 2022
Naturaleza
Cinco aves en plena migración y un oso hibernando. Puede que
alguna culebra. Muchas flores de colores. Un pasamontañas abandonado y las
muescas de un amor de verano sobre el árbol que arrancó la tormenta. Una cueva
escondida tras el matorral. Secreta y mundialmente famosa. Una red de senderos que
cambia con la dirección del viento. Musgo que siempre señala el norte. El rocío
para despertarse.
Algarabía y jolgorio de seres sobrenaturales. Unos con superpoderes. Otros con lanzas de puntas prendidas. Tardes que se marchan con el sol y amaneceres que no conocen las estrellas.
miércoles, 14 de septiembre de 2022
Hibridación teatral
Monólogos rompiendo la cuarta pared. Textos proyectados en lugar de ser contados. Un hombre que danza y se superpone a los diálogos. Música en directo. Escenas que ocurren a la vez sobre el escenario y se desarrollan narrativamente en momentos diferentes. Fragmentos radiofónicos. Un escenario que no es literalmente el espacio de la historia, y metafóricamente es el único espacio en que debe ser contada. De prostitución y desnudos.
No es la clásica obra de un gran teatro en el centro de Madrid. Afortunadamente no es eso. Es una obra del tiempo en que vivimos. De la multipantalla, del ritmo ágil, de un replanteamiento de temas que estamos hartos de escuchar en las noticias y que aquí se muestran desde la sensibilidad.
Como el título viene a sugerir, se habla de ecologismo, de sexo y de feminidad; pero por encima de todo, de identidad. La constante batalla del quién soy. De nuevo EL tema en el que se centran tantas dramaturgias, literatura y productos audiovisual. Y sin embargo, la forma de contarlo, evita que pienses que es otra vez lo mismo.
A ello hay que sumarle una interpretación brutal por parte de la protagonista, Laia Manzanares, sin desmerecer al resto del elenco (que parte de una caracterización de personajes desde el texto brillante), un poco de humo, simbolismos plásticos y una iluminación que llena por si solo de belleza el escenario.
El texto probablemente no lo haya comprendido del todo (ni siquiera creo que me haya acercado a la primera capa), pero desde luego que había mucha chicha. No sé que otras obras estarían nominadas en los Max, pero aquí había fragmentos sobre los que recrearse. Me quedo con una frase que resume muy bien ciertos momentos: he perdido la custodia de mi yo interior. La identidad, por supuesto, me tenía que quedar con esa frase.
En conclusión, una pieza original, no apta para todos los públicos aunque necesaria (por sensibilidades y creatividad de puesta en escena), muy necesaria.
domingo, 11 de septiembre de 2022
Perfumado
Olía a todo eso que había perdido su aroma natural. Pero seguía oliendo.
lunes, 1 de agosto de 2022
La familia y los mundos que la orbitan
La película Cinco lobitos dirigida por Alauda Ruiz de Azúa, gran triunfadora en el último festival de Málaga y todavía en las carteleras desde su estreno en mayo, cuenta la historia de Amaia, una joven que acaba de ser madre y se muda un tiempo con sus padres al sentirse desbordada por la situación, no sólo por lo que supone cuidar a una criatura indefensa, sino por todas las limitaciones laborales, sociales y familiares que impiden la conciliación en pleno siglo XXI (por que sí, ciertamente se ha empezado a hablar del tema sin que sea un tabú, pero pocas veces se ha llevado a la gran pantalla y mucho menos se han dado pasos en la vida cotidiana). Hasta aquí el punto de arranque. Porque el argumento principal va por otro camino. O así lo entendí yo.
Un poco larga aunque tampoco sabría decir qué le sobra porque sabe cuidar a los personajes secundarios. El elenco es sobresaliente cumpliendo, aquí sí, cumpliendo las expectativas: el trío protagonista que forman Laia Costa, Susi Sánchez y Ramón Barea consigue hacerte olvidar que estás en un cine y lo que sucede bien lo podrías estar cotilleando junto a la puerta de tu habitación. Destaca también la fotografía, cuidada y preciosista como buena película rodada en el Pais Vasco.
En definitiva: está bien. Cumple los estándares de calidad, en ciertos términos los supera, pero al final es otra película sobre la familia "perfecta" que acaba desestructurada y las dificultades a las que nos enfrentamos las mujeres. No va mucho más allá. Quizá tampoco sea eso necesario.
sábado, 30 de julio de 2022
A ti también
La norma es clara desde el principio: nada de primera persona que sea en primera persona. Es decir, es válido el término yo y todas las conjugaciones que ello implica, siempre y cuando se trate de un otro. Cuando sea un juego de palabras. De escritura. De gestos despistados. Eso está permitido. Y aún más, es casi una obligación un par de veces al año. Lo que viene a su vez a significar que todo lo demás es una prohibición. Una cláusula estudiada a conciencia. Y, seamos sinceros, de la misma forma, preparada para incumplirse.
Hasta hace tres años observaba los términos gracias y por favor como complementos decorativos al final de una frase, innecesarios, ignorados, ni siquiera un sujeto que se sobreentiende por la forma del verbo. El signo de interrogación que es invisible cuando se pronuncia. Era así no por decisión propia, sino como resultado de la observación de su existencia.
Cobró sentido entre los descerebrados de los ingleses. Ellos, que omiten la exclamación del principio y pronuncian lo que buenamente les viene en gana, lo hicieron real. De una sinceridad tan natural que podía rasgar los tímpanos. Como la magia de revelar una fotografía analógica. Como llevar la mascarilla y aún así saber que la otra persona te sonríe cariñosa.
Y de regreso fueron apaleadas. Palabras expulsadas. Desterradas. Por un tiempo. Porque aquí también hay lugares en que cobran vida. Oasis de caricias que no llegan a rozar la piel y la penetran hasta la raiz. Como encontrar un tesoro bajo la forma de la piedra más común del monte.
Afortunada YO de poder vivir en ese monte y construir mi castillo en base a esos dos términos.
miércoles, 27 de julio de 2022
Partículas
Se infla. Rápido. A trompicones. Se vacía. De forma violenta. Coge más aire. Más. Lo expulsa. Apenas el oxígeno puede llegar a la sangre. El dióxido de carbono se queda, repite el ciclo a través del sistema circulatorio. Ejerce de guía turístico entre las bacterias y discute con las plaquetas. Explora. Presta más atención. Se hace una vaga idea del exterior gracias a las venas más superficiales. Juega con las proteínas y miente a los glóbulos blancos. Miente a todos. Hace como que no ha visto los carteles que le indican la proximidad de los pulmones. Trata de ignorarlo. Pero ahí está de nuevo, el ritmo incesante de un corazón acelerado, incomodado con las arterias que le sostienen. Trata de escapar, de ir en dirección contraria, de adherirse a una célula y desenmascarar al ácido desoxirribonucleico.
Se desinfla. Cede. Lentamente. Con delicadeza. Se acciona con un interruptor. Con la luna guiando las mareas. Con la noche despertando los sueños y el día durmiendo las pesadillas. Se desinfla. Cede. Se accionan los músculos de forma involuntaria. Respira.
viernes, 22 de julio de 2022
Una pena. Todo
La cámara sigue el viaje a un campo de refugiados en Grecia de una mujer, médico jubilada con un contacto frío con su familia y aburrida de la vida de jubiladas de sus amigas. En su labor como voluntaria, choca con un mundo lleno de férreas normas y un niño sin familia del que se encariña. Contado casi en formato documental, es precisamente esto lo que creo que se debería haber profundizado. En todos los aspectos, porque se intuye que juega con esta forma de contarlo en ciertos planos pero no termina de apostar por ello. Es ficción, lo sabemos. Pero es una gran realidad. Y eso también lo sabemos. ¿Por qué no sacarle más partido a la historia con esos otros recursos? No hablo de llevarlo todo al drama más absoluto (que sin duda es lo que sucede a diario), pero al final es como que trata de hablar de algo serio y se queda en la superficie.
Hay humanidad, hay un guion con ciertos diálogos muy pulidos, hay una protagonista sólida (tanto como construcción textual como en la interpretación de Carmen Machi) y un elenco de secundarios que termina de construir ese campo de refugiados desde la ironía, pero al final La voluntaria es una película sobre la vida que se queda plana, carente de vida.
viernes, 15 de julio de 2022
Ilusión
Ahora se ve. Es solo una estructura pero lo suficientemente rígida para apoyar los pies. Y no caerse. Otra cosa es encontrar el equilibrio, eso es diferente. Una cuestión de tiempo.
Lo que pasa es que ya estaba ahí. Está. Le hace falta una mano de pintura y un par de arreglos,... las goteras, esa ventana sin cristal, los tres azulejos partidos,... quizá añadir una nueva habitación. Es aquel hogar en otra casa. Demasiado parecida. Luego distante.
No encaja. Chirría. Hace saltar las alarmas. Es una puerta que necesita que le engrasen las visagras; la primera vez hace gracia porque recuerda a una casa encantada. Después la broma se hace pesada.
El problema es que es arena. Fina. Suave. Casi una caricia que con el viento desgarra.
O agua. Que se evapora y aun encapsulada se escapa. La de todo un océano. Ausente y risueño.
Un escalón. Eso también puede ser. Para llegar al siguiente nivel. Una escalera que aun bajando te hace subir. Unas zapatillas a las que regresar. Solo que ahora aprietan. No se tiran. Tampoco se guardan en una caja al fondo del armario. Simplemente están. Como estarán y estuvieron.
Una estructura desde la que se ve el mismo jardín. Con el mismo arbolito de siempre. Y el tronco igual de enclenque. Las raíces tampoco han sido modificadas genéticamente. No se ven, pero ahora llegan más allá. Las hojas han descubierto nuevos colores, así como que deben desaparecer con el frío y dar sombra con el calor. El mismo jardín que ya no sueña con flores ni las ansía. Porque sabe que vendrán.
martes, 12 de julio de 2022
El texto sí pero poco más
Recientemente se ha podido ver en el Teatro de la Abadía el espectáculo Sólo yo escape. Procedente del festival Temporada Arte (un relevante festival de artes escénicas del otoño catalán) y del Teatre Lliure de Barcelona, se ha convertido, bajo mi punto de vista) en una decepción más de la temporada.
La historia nos habla de un grupo de ancianas que comparte un rato de charla en el jardín, pasando por elementos cotidianos hasta los pensamientos más profundos de todos y cada uno de esos personajes. El texto, esto sí, está lleno de recovecos, con diálogos naturales donde las unas se cortan a las otras, con frases cargadas de subtexto y, en espcecial, unos monólogos que muestran la perfecta construcción de los personajes.
En conclusión, si ya venía pensando que había sido una temporada teatral muy floja en Madrid, sospecho que en toda España. Han sido varias las apuntas por textos sobre la tercera edad pero los montajes se quedan en banalidades para sacarles el dinero precisamente a esos que pretenden homenajear. Menos mal que queda el teatro alternativo.
viernes, 8 de julio de 2022
Cuento de hadas y dragones
Fue arrancado, sacado de contexto y vapuleado. Pasó a ser un socavón en la tierra cubierta de hojas secas. O la gota que cae del árbol y se choca contra el agua hundiéndose hasta el fango sin dejar ondas en la superficie.
Fue una mañana que despertó nublada y se desvaneció en la cama. Quizá antes. Un atardecer soleado que empuja la bicicleta entre los campos de trigo. O puede que ahora. En la noche de lluvia de estrellas con la luna llena obviando cada sombra. Cuando en la casa del pueblo crujen las escaleras y el eco se pierde entre el jolgorio. Y los niños dicen ver fantasmas.
Fue una trenza que pretendía recoger el pelo salvaje. Y una sonrisa a medias en el espejo retrovisor. Fue el río deslizándose lentamente entre las piernas. El viento agitando con delicadeza el vestido de volantes azules. Pero también el frío a través de la ventana mientras los pies se acercaban a la chimenea. Aquellas tazas de café en la sobremesa que confundían cuándo había acabado la comida y empezado la cena.
Fue un misterio perfecto, sin detective ni abogados de por medio. La curiosidad permanente como punto del signo de exclamación. El instinto certero como base de cada interrogante. La conclusión de una historia inventada en una conversación verosimil.
Fue un ramo de flores y un perfume barato. Detalles y generalidades. Una caricia con las uñas recién pintadas. Un último beso que no lo era.
Fue dulce. Amargo. Indigesto. Fue una bañera de hielo y la vomitona en el retrete. El sudor seco sobre la frente y ojeras tatuadas.
Fue el error que tenía ser.
domingo, 3 de julio de 2022
Hueco
No existe. Oficialmente no es nada. No tiene ni forma ni lugar. No se puede nombrar; tampoco definir su edad. Ni el momento histórico al que pertenece. Son huesos sin forma de esqueleto. El hallazgo de una cantera no excavada. O la ropa que siempre queda en el cesto de la colada.
No existe aunque se pretenda buscar en las mentiras las mil y una formas del engaño. Esa es la parte más absurda. La del fingimiento constante, tanto que parece lo real.
jueves, 30 de junio de 2022
Amigos de pueblo
Nosotros no nos mataremos con pistolas es una película catalana dirigida por María Ripoll. En tono de comedia dramática, profundiza en la amistad de un grupo de treintañeros que vuelven a juntarse en las fiestas de su pueblo tras mucho tiempo separados.
El otro tema relevante (un acierto demasiado superficial) es la salud mental, el suicidio en concreto. Se habla y no se habla de ello. Se muestra y se evita. Como en la propia realidad. Una pena.
A nivel formal no tiene nada en concreto que resaltar. Sospecho que la fotografía podría haber sido más preciosista pero no era el objetivo.
Destacar, eso sí, el título, porque no es nada sencillo dar con uno lo suficientemente concreto sin revelar demasiado pero que al ver la película se entienda el por qué. Lo mismo con el cartel.
No es una gran película y los personajes dan para mucho más, pero supero mis (bajas) expectativas.
lunes, 27 de junio de 2022
El telefonillo
Subió el escalón del portal y tiró directamente de la puerta. Estaba cerrada. No era habitual. Se acercó al telefonillo. Pulsó la tecla del tercero A con sus largas uñas de manicura perfecta, la mano izquierda coloreada de rosa chicle; y la derecha, en un llamativo verde lima.
-¿Siiiii? - se escuchó una voz femenina rasgada al otro lado.
-Soy yo.
La anciana colgó de inmediato y la joven de deportivas de marca apretó otra vez el telefonillo. Cuando descolgaron no hubo respuesta.
-Soy yo, abre - insistió pacientemente.
-¿Yo? No conozco a ningún yo - y cortó la comunicación.
La joven con un top naranja fosforescente bien ceñidito echó un vistazo a la calle. Quizá algún vecino regresara del trabajo en aquel momento y al menos le abriría el portal. Hubiera aceptado incluso cruzarse con la del primero que todavía la seguía tirando de los mofletes. Pero no fue así y se decidió a pulsar nuevamente el botón del tercero A.
-Abre, abu.-¿Abu? ¿Pero tú quién te has creído? ¿Quién te ha dicho a ti que yo soy una ancianita indefensa? - Probablemente hubiera sido ella la última en entrar. Se aseguraba hasta cinco veces de que había quedado bien cerrado.
-Pero abu, que soy yo - perseveraba mientras se subía el pantalón vaquero. Era corto. Muy corto. Apenas un trozo de tela agujereada por el que se le escapaba medio culo.
-Y vuelta la mula al trigo, que no te conozco. Lárgate de aquí o llamo a la policía.
Respiró hondo y se maldijo por no haber hecho caso a su madre y llevarse las llaves. Pulsó una vez más el telefonillo.
-Soy Mónica - escupió la joven según escuchó que atendían al otro lado.
-¡Ay, hijita, espera un segundo que te abro! Pasa enseguida y asegúrate que se cierra, que hay por ahí un tal Yo que no sabes que rato más malo me ha hecho pasar.
Mónica atravesó la entradita. Se miró en el espejo: la bronca de su abuela iba a ser monumental. El portal quedó abierto.
jueves, 23 de junio de 2022
Aurora
Ya pasó. Fue otro momento. El que no llegaron a mostrar en los telediarios porque se emitía el episodio de la última serie de moda. El del niño que pintarrajea el catálogo de unos grandes almacenes como lista de los deseos para sus majestades los Reyes Magos. El de la tarta de cumpleaños dispuesta sobre la mesa con las velas encendidas y nadie alrededor para la celebración.
Ya. Es nada. Pero fue.
martes, 21 de junio de 2022
En las tardes de primavera
Alguna vez han dominado las estrellas, se han hecho con el poder de las mareas y han destruido la interacción de toda fuerza gravitacional, incluso han conseguido hacer desaparecer cualquier norma de la física moderna.
Alguna vez han existido los sueños y los fantasmas. Ha sucedido en esos días de verano en que la noche se acoge a la luna nueva y las luciérnagas olvidan cómo su cuerpo de escarabajo emite luz.
Alguna vez los dinosaurios han escapado de la extinción, han encontrado un recoveco entre los fósiles del museo y se han alimentado del polvo que se acumula en las bibliotecas.
Otras veces el reloj se ha parado.
martes, 14 de junio de 2022
El hilo invisible
Llegaron a la vez. Ella entró por el extremo izquierdo y él por el derecho. Era casi imperceptible pero les unía un hilo.
Nicole se sentó a la sombra, sobre el césped, en el centro del jardín. Desenfundó su guitarra y se quitó las gafas de sol. Rasgó un par de cuerdas. No sonaba muy bien. Sacó el móvil y se puso los auriculares.
Comenzaron a recoger a la vez. No cruzaron una sola mirada. Ni siquiera el uno advirtió la presencia del otro. Ella salió por el extremo derecho; él, por el izquierdo. Era casi imperceptible pero el hilo se había roto.
viernes, 10 de junio de 2022
Paz
Ni siquiera leer. Entrar en comunión con el vaiven del océano y dejar que con el viento se diluyan los segundos.
Observar a los paseantes, descalzos, de a dos o en solitario. Seguir a esa pareja anciana que se adentra con facilidad en el agua. Contar el número de veces que los correderos van de extremo a extremo de la playa y hacer un cálculo rápido de la distancia que llevan sobre sus deportivas. Vigilar a las gaviotas. Querer adivinar cuándo la marea ha llegado a bajamar.
Tumbarse sobre la arena y perder la vista entre las nubes que se deslizan lentamente por el cielo. Escuchar un rumor. El de las olas y el que va por dentro.
martes, 7 de junio de 2022
Mayo
Para hablar de energía, hay que hablar de latidos, de miradas que se cruzan en un compás arrítmico y de descargas eléctricas con electrones que no recuerdan cuál era su órbita original.
Para cargar una batería no hacen falta cables. Ni una toma de corriente en la pared recien pintada. Basta con una fuente de energía. Que permita la desconexión y fortifique la muralla. O saber apagar a tiempo el dispositivo antes de que el chip se incendie.
miércoles, 1 de junio de 2022
Blast: una fiesta de luz y color
El Centro Dramático Nacional acoge en el Teatro María Guerrero esta original
propuesta de Teatro en vilo coproducida con Barco Pirata y que sigue sobre las
tablas hasta el 19 de junio.
Blast habla de parar y tomar conciencia. De escuchar y de escucharse. Del
silencio. De proponer y buscar la revolución. Del odio. De estar harto. De
equivocarse. De ir a terapia. De querer y de quererse. Blast es básicamente un
ensayo sobre la sociedad en que vivimos y se supone queremos cambiar.
Pero también es una obra en la que el público tiene la obligación de
participar. En un momento determinado, uno de los intérpretes le pide a los
espectadores que se pongan de pie para hacer un experimento. Va recitando situaciones que implican renuncias
y el público se va sentando cuando se siente identificado. Muy pocos quedan de
pie. La vida cotidiana. Las renuncias. La vida diaria. Bajo esa experiencia colectiva y casi como parte de una
misa, se realiza una colecta de dinero para comprar entradas para este mismo
espectáculo y que otras personas sin recursos puedan igualmente verla. Algo así
tan sencillo, tan inocente como querer cambiar el mundo desde un escenario.
Sobre el escenario hay personas y personajes. A veces más evidente el personaje (lógico en
realidad aunque debiera no llamar tanto la atención) a través del texto,
recordándonos demasiadas veces el objetivo que tienen, individual y colectivo; y otras, la persona, con unas
interpretaciones que, sin duda se aprecian trabajadas, pero que se pierden en
varias ocasiones. Lo que aquí podría entenderse como parte de la performance.
Si es que en algún momento termina de resultar ello creíble. Pero se queda a
medio camino.
Son dos horas de espectáculo que, si bien físicamente pueden ser largas y a
nivel dramatúrgico podrían cuestionarse ciertas explicaciones y autoreferencias, visualmente componen una revolución
de colores desde el mismo momento en que se eleva el telón: sobre un escenario
completamente blanco destaca una bola roja gigante. El vestuario y los escasos
(pero más que suficientes) elementos escenográficos siguen una cuidada línea en
esta dirección.
En cuanto a la luz, se mantiene prácticamente plana con el uso de un foco puntual para realzar ciertos speechs. Esa correcta sencillez se rompe por completo en la última
parte, cuando de nuevo toman fuerza los colores a los que se le suman seis
bolas de discoteca que inundan de vida todo el teatro. Y pasa a ser una fiesta. Antes de que te hayas
dado cuenta, te han sumergido en otro mundo. El de ahí dentro. Y quizá el de
afuera. De esos dos mundos también trata la obra.
Constantemente me viene al recuerdo otra función que tuvo lugar en ese mismo
escenario unos meses atrás: Comedia sin
título. Sobre todo por las luces y la iconografía (mucho mayor en aquella
otra sin duda) pero también por algo que aquí se muestra de formas sutil: son
varias las referencias al propio acto de representar, dirigiéndose a los
técnicos, con lenguaje de entre bambalinas,... Quizá ya no resulte tan original
y en ocasiones incluso sobreactuado, pero sí que es cierto que cumple con los
objetivos de la obra que al final es lo importante.
En conclusión: Es una experiencia teatral en todos los sentidos, que en primera instancia entra por los ojos y después provoca una larga charla o autoreflexión sobre todas las hipótesis que lanza.
sábado, 28 de mayo de 2022
En un claro del bosque
Miró de soslayo, casi queriendo ahorrarse esa visión y a la vez incapaz de no prestar atención. Permanecía recostado sobre una capa de hojas secas en medio de un claro del bosque. Su frente perlada por el sudor contrastaba con el intenso frío que llevaba horas instalándose entre los árboles, mientras que en sus manos se mezclaban el barro y la sangre. Al principio intentó escapar. Era inútil. Ni siquiera intentaron frenarle. Apenas consiguió arrastrarse un par de metros.
miércoles, 25 de mayo de 2022
Mutante
Empezó a asustarse de la mutación cuando ya hubo pasado la resaca. Revisó las publicaciones del Instagram. Todo debía haber comenzado en algún momento entre el 17 de marzo y el 23 de junio. En la imagen del 17 de marzo posaba disfrazado de superhéroe con un cubata en una mano y un porro en la otra, junto a un montón de gente en semejantes condiciones, algunos de los cuales no recordaba ni su nombre. En la del 23 de junio, dos días antes de la fiesta, sonreía junto a Daniela y Roberto desde la playa. Ahí ya se apreciaba una débil coloración de su sombra.
Pasó el resto de la semana encerrado en su habitación, dándole vueltas al origen de su metamorfosis. Diría que no había sucedido nada en particular en su vida en el transcurso de aquellas semanas. Ni una discusión grave, ni una defunción, ni un descalabro en sus gastos, ni siquiera una bajada de notas en la universidad.
Con el paso de los días, fue descubriendo que el verde adaptaba su tonalidad a las condiciones lumínicas siempre a favor de llamar la atención: cuanto más se esforzaba él por pasar desapercibido, más brillante se volvía la silueta.
Su llamativa aura se convirtió en su pesadilla de los diecinueve a los treinta y dos años, lo que para él era una vida entera echada a perder. Para entonces, había abandonado la universidad y se había instalado en una cabaña entre las montañas más escarpadas de la provincia.
Aquella tarde apareció un grupo de excursionistas que no mostró ninguna emoción en particular a la tonalidad de su sombra. El sorprendido fue él al descubrir que todos ellos tampoco generaban la típica oscuridad como respuesta a los rayos del sol y demás fuentes lumínicas, sino que se teñían de morado, azul, amarillo y demás gama de colores. Todos y cada uno de ellos. Sin excepción. Hombres y mujeres. Jóvenes y mayores. Aún temeroso de estar metiéndose en una secta de la que no poder salir después, se dedició a establecer conversación con ellos. Eran majos. Amables. Alguno un poco más borde que otros. Pero personas todos ellos. Quizá hubiera llegado el momento de retomar su vida.
sábado, 21 de mayo de 2022
Correr al amanecer
Nunca antes había visto un cuerpo muerto. Ni siquiera en un telediario. Ariel era esa clase de personas que a sus veintisiete años parecía no haber roto un plato, y en verdad no lo había hecho. Aún. Era una especie de princesa que vive su propio cuento de hadas.
Era la cuarta vez que se proponía tomar la costumbre de correr por la playa al amanecer. Quizá fuera la última. Era una persona físicamente activa pero lo de hacer deporte por mejorar su forma física, simplemente no iba con su personalidad. Y aún así volvía a intentarlo.
Durante el siguiente kilómetro redujo aún más la marcha. Le resultaba tremendamente aburrido. Pensó que, quizá, si hubiera llevado los auriculares y fuera escuchando música, sería mucho más ameno. Pero también le parecía una pena negarse a escuchar el ritmo de las olas en calma.
Luego encontró su pierna. Pálida. Fría. Aunque no se atreviera a tocarla. Tenía una cadena de plata en el tobillo con el nombre de Julieta grabado en una placa. No tenía claro si el resto del cuerpo estaba sepultado bajo la arena o se trataba exclusivamente de la extremidad cercenada. Sacó su móvil del bolsillo y marcó el número de la policía. Dio un tono. Dos.
Enseguida escuchó su nombre. El de Julieta. El hombre triste caminaba hacia Ariel con el rostro enfurecido. Mascullaba algo. Estaba borracho. Ariel permanecía inmóvil, incapaz de hacer nada.
Él se dejó caer abatido junto al miembro mortecino. Lo apretó con fuerza entre sus dedos con la mano izquierda y con la derecha cogió un puñado de arena que, en un movimiento torpe, pretendió lanzar a Ariel. Forcejearon. Se revolcaron en el suelo.
Para cuando llegó la policía, eran dos los cadáveres.
lunes, 16 de mayo de 2022
Materia combustible
Afilado. Poroso. Ingenuo. Esa mirada que actúa como sentencia. Las noches vacías cuando las estrellas fugaces cruzan el cielo. Y no buscan dónde posarse. Palomas mensajeras sin tratado de paz. Vidas ajenas. Caminos cercenados. Algunas madrugadas que quedaron pendientes. La aurora que ya no precede al amanecer. Pedazo de pan sin boca que alimentar. Esperas. Una tras otra. Segundos que ya no cuentan las horas. Luna de abril en busca de su octubre.
sábado, 14 de mayo de 2022
Algunas tardes
Está escondido. Entre el cesto de la ropa sucia y el estante de libros pendientes de leer. Se agazapa entre las sábanas, lo suficientemente cerca de la almohada y lo suficientemente alejado del despertador. Aguarda en un rinconcito de la habitación sin acechar pero sin perder de vista su objetivo.
Se recuesta en la alfombra y se arrastra por el parqué. Encuentra sustento junto al radiador. De vez en cuando se acomoda en el sofá, pero solo en los momentos en que no hay nadie viendo el telediario. Brinca sobre los cojines al escuchar que todos roncan y en el instante en que empiezan las vacaciones, se hace amigo de los peluches y el frigorífico.
Se acobarda y deja que las cortinas sean agitadas de forma violenta. Se retrae y el humo avanza. Entre las horas muertas y los silencios ahogados. Entre el día y la noche.
martes, 10 de mayo de 2022
Volver a tierra firme
Tiene garras y se sujeta fuertemente. No hace daño. Al contrario. Insufla nuevos aires y permite estirar las alas. Volar es como aprender a montar en bici. El mismo vértigo. Luego ya el cuerpo descansa sobre una corriente cálida de la misma forma que las piernas dejan de pedalear en la bajada de una cuesta. Arriba, todo se ve diferente. Por imposible que pudiera haberse pensado antes.
Se posa con delicadeza y adopta una posición en la que permanecer alerta mientras la calma se instala por dentro.
sábado, 7 de mayo de 2022
Luminiscencia
Quizá esté bien ese ratito a oscuras. Una especie de calma en tensión. A la espera de lo desconocido. A la espera o a la pausa consciente del tiempo. De que no todo tiene que ser bonito. Ni tampoco feo. De seguir en esa habitación.
miércoles, 4 de mayo de 2022
Falsedades y otras ocurrencias
Tengo la certeza de que te he mentido otras veces. Y que me he mentido otras muchas más. Me gustaría que no necesitaré más esa fórmula, que podrá sublevarse la cobardía.
Es solo que los Reyes Magos regresan cada seis de Enero. Un año tras otro. Cuando celebras tu cuarto cumpleaños y al alcanzar los cincuenta y nueve. Pero son otros Reyes Magos. Como son otras las mentiras.
Sé que un árbol tiene raíces, tronco y flores, aunque las primeras no se vean y las últimas en ocasiones aparezcan nada más que en primavera.
Jugar con las metáforas es divertido, pero el lobo con piel de cordero sigue siendo lobo.
Y puede ser también un barco, que debería regresar a puerto. Solo que a veces lo hunde la tormenta. Permanece en el fondo del mar y se transforma en cobijo para peces payaso y sirenas encubiertas. ¿Lo ves? Otra vez la magia y las comparaciones como excusa. No, la magia no.
Por eso creo que la semana pasada te mentí. Porque creer es algo que no se ha demostrado. Claro, que mentir es hacer creer que sí se ha demostrado.
Entonces mejor dejar que los sueños nos pillen creyendo estar dormidos.